Para que luego digan que la política es un chollo... Més per Mallorca no encuentra de momento relevo para Antoni Alorda, que va a dejar pronto su escaño en el Parlamento para volver a su trabajo de secretario municipal. Alorda considera que ha terminado un ciclo para él, y quiere dejar paso a caras nuevas, de ahí que en breve se incorporará al Ayuntamiento de Santa Margalida, cuya plaza de secretaría está vacante.

El siguiente de la lista es la exconsellera de Industria Xisca Vives -gran amiga de Alorda-, pero ya ha comunicado su negativa a entrar, puesto que se encuentra ahora inmersa en otras facetas. Le toca pues al abogado Miquel Àngel Mas (recordado por su meticuloso y valiente trabajo en el caso Mapau, de compra de votos en Formentera), que si bien no ha cerrado aún la puerta del todo, se inclina más por dedicarse a su trabajo y sus obligaciones familiares en estos momentos. Así las cosas, si finalmente Mas también renuncia -lo más probable, pese a los esfuerzos para que acepte-, sería el turno de la exconcejala de Cultura de Palma Nanda Ramon. Sin embargo, ésta no estaría muy por la labor de entrar en la Cámara a mitad de legislatura y con el curso escolar avanzado -es profesora de instituto-, idéntica situación del exconseller de Medio Ambiente Biel Vicens, número 9 de la candidatura de 2011. Vicens además, como Xisca Vives, se considera retirado de la primera línea política.

De tener que correr de nuevo un sitio, llegaríamos a la abogada Francesca Mas, pero como ésta concurrió como cuota de IniciativaVerds, se le pediría su renuncia al haber ya dos diputados de dicha formación -Fina Santiago y David Abril-. De todos modos, ahí acabaría la serial de ´noes´ al líder de Més, Biel Barceló, ya que el número 11, el joven Jaume Palou -actualmente asesor de los consellers de Més en el Consell- es uno de sus fieles y ocuparía sin problemas el escaño de Alorda.

Presidenta en entredicho

La presidenta del Parlamento, Margarita Durán, fue ayer la comidilla de los pasillos tras la polémica por la cuatribarrada. La principal crítica -incluso de algunos compañeros suyos del PP- fue que su autoridad queda ´tocada´ al quedarse a medio camino: No consiguió retirar la senyera de marras, ni tampoco expulsó a los diputados de Més que la exhibían. Se podía haber ahorrado el viaje.