Para ser la consellera del diálogo y de las familias (por lo menos así se vendió para compensar su falta de experiencia), las actuaciones y los silencios de Joana Maria Camps y su equipo sobre el TIL han causado un desasosiego y una confusión en los hogares difícilmente comparables.

La decisión de hacer un decreto ley para imponer el trilingüismo confirma lo que ya adelantamos en esta sección cuando Camps fue nombrada consellera: es una máquina apisonadora dirigida por Bauzá; que en su empeño por hacer ´sus´ autopistas de la educación ha ido atropellando por el camino a todos los que intentaban ya no frenarle en seco, sino por lo menos hacerle reducir la velocidad. Y no nos referimos a los cuatro ´rojos´ de siempre, que ya ni los tienen en cuenta al considerarlos unos asilvestrados al servicio de la ´dictadura catalanista´.

No sólo hablamos de sindicatos, de la UIB, de los directores y de las asociaciones de padres. Hablamos de ´su´ Consell Consultiu y de ´su´ mutilado Consell Escolar y, sobre todo, hablamos del TJSB, cuyas decisiones el PP dice "respetar al máximo" aunque luego las puentee de una forma que haría palidecer a Calatrava. Pero ojo, no se engañen. A pesar del daño que hace a la imagen institucional que un Govern sortee de esta forma las sentencias judiciales, el nuevo TIL Express le ha venido bien a Educación, que ha podido rehacerlo y eliminar así de una vez por todas cualquier vestigio del catalanista ese de Bosch, no dejando ni un mínimo resquicio para que los centros puedan obrar con algo de autonomía. Que para algo somos el Govern.