Matas sudó ayer la gota gorda. Al término de la rueda de prensa que él mismo convocó en el hotel Sur Mallorca, de la Colònia de Sant Jordi, su camisa casi chorreaba. El protagonista no podía disimular una satisfacción ´a medias´. Sí que reconoció: "Con esta sentencia me siento liberado, sin duda me conforta".

El expresident del Govern y exministro de Medio Ambiente convocó a medio centenar de periodistas en la localidad costera del municipio de ses Salines, donde tradicionalmente veranea al disponer de vivienda. La sala de prensa fue una auténtica sauna. No había champán ni cava, pero sí agua para los asistentes. Matas se mostró muy cauto, precavido. Respondió a prácticamente todas las preguntas. Menos la última: "¿Volvería a hacer un Palma Arena?" Se le notaba ya algo cansado y, sobre todo, acalorado. Como lo estaban también todos los periodistas. "Esto parece una granja de pollitos", criticó irónicamente uno.

Fueron unos 50 minutos de comparecencia. Turistas en bañador se quedaban asombrados ante tantas cámaras de tele y micros. Matas reiteró frases como "siempre he creído que el tiempo y la justicia pondrían las cosas en su sitio"; "estoy absolutamente convencido de mi inocencia, y seguiré intentando demostrarla"; "en ninguna de las causas se me acusa de apropiación indebida de dinero público, yo no robé ni un euro", o "ha sido un proceso muy duro y mi familia ya ha sufrido suficientemente". Dedicó agradecimientos a familiares, amigos y abogados.

Quiere seguir recurriendo

El expresident anunció que estudia presentar un recurso de amparo sobre el delito de tráfico de influencias. Y soltó su particular pulla: "El Supremo ha reconocido que la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Palma no se correspondía con la realidad".

La condena impuesta inicialmente por el tribunal palmesano era "totalmente injusta y desmesurada", aseveró. Matas declaró su "respeto" a "todos" los jueces y fiscales, aunque se congratuló de que los que le condenaron en Mallorca "al final se han equivocado". Lamentó que el fallo se haya producido "en el peor ambiente de todos", en alusión al clima social y económico que vive el país.

Del extesorero del PP Luis Bárcenas, ni un comentario, pese a la pregunta directa de un periodista. Sobre el famoso caso Nóos, apuntó que sigue atentamente el proceso y mantiene la "utilidad" y el "interés social" de las jornadas deportivas que se organizaron. "Tenía una gran credibilidad y, sobre todo, una gran capacidad de atracción", dijo de Urdangarin.

Tan cauto y meticuloso se expresó Matas, que ni tan siquiera quiso revelar quiénes le habían felicitado por el hecho de no tener que entrar en prisión. De ningún modo quiso desvelar si Bauzá o Rajoy le habían llamado para darle ánimos. Apenas admitió que "amigos" tanto de Balears como de la Península habían contactado con él para darle su enhorabuena.

Su físico denotaba que todo el proceso judicial le ha pasado factura. No está tan delgado como hace un par de años, pero todavía se le ve mermado. Constantemente juntaba sus manos y transmitía cierto nerviosismo y pequeños tics. También varias veces manifestó que no quiere avanzar su futuro: "Mis asuntos profesionales y familiares son cosas personales. Tengo derecho a una cierta privacidad". ¿Volverá a la arena política? "No. Cuando la abandoné ya dije que no, y ahora esta sentencia no hace replantearme un regreso".

"De verdad que lo siento por estea calor", insistió a su vez el expresident, que precisamente en la Colònia promovió una faraónica obra no exenta de polémica: el acuario-centro de interpretación del parque de Cabrera.

En el exterior del hotel ayer tarde sólo hubo un par de vecinos curiosos. Y un policía que controlaba. Entretanto, varios kilómetros más allá, el Govern anunciaba vía Twitter que el presidente Bauzá en persona, "nada más conocer la sentencia condenatoria", ordenó la retirada del cuadro de Matas del Consolat de Mar. Y contra este revés sí que no cabe recurso.