La empresa Planta Intercomarcal de Reciclaje (PIRSA), cuyas instalaciones en Sabadell producen los residuos importados por Tirme para incinerarlos en Son Reus, aseguró ayer que el período de pruebas para esta operación "está a punto de finalizar sin incidencias" y que se han cumplido con los "parámetros exigidos", por lo que el acuerdo se concretará en el envío a Mallorca, entre febrero y mayo, de 40.000 toneladas de residuos.

PIRSA ofreció esta información tras una jornada de puertas abiertas en sus instalaciones para los medios de comunicación de Balears, con el fin de contrarrestar las protestas y críticas que ha provocado en Mallorca la decisión del Consell de importar basuras del exterior para incinerarlas en la planta de Son Reus. El tipo de residuos que llegan a Mallorca se denomina Combustible Sólido Recuperado (CSR), con altas cualidades caloríficas, que se obtiene tras un proceso de separación y tratamiento de los materiales hasta obtener un compuesto apto para su uso como combustible.

Tras la visita a las instalaciones, el gerente de PIRSA, Emilio González, insistió en que el CSR que produce su empresa y que envía a Mallorca en barcos de carga no es tóxico. "Cumplimos la normativa europea y nos ceñimos a controles y analíticas periódicas cada quince días", precisó tras asegurar que la planta actúa dentro de los límites permitidos y que el resultado es material inerte.

Agregó que "una vez que finalice la prueba piloto en Mallorca, que esperamos que sea plenamente satisfactoria, podremos continuar el contrato para enviar 40.000 toneladas". La empresa, perteneciente al Grupo Everest, recicla los residuos procedentes de las empresas del Vallès Occidental y otros puntos del Área Metropolitana de Barcelona y selecciona el material utilizable para crear el CSR, que luego traslada a empresas que pueden aprovecharlo, como por ejemplo cementeras, y utilizarlo como combustible.

La empresa ya había enviado CSR a Mallorca para la cementera Cemex. Su decisión de alcanzar un acuerdo con Tirme, según explicó ayer a través de un comunicado, se debió a "la caída de la demanda de las cementeras por la grave crisis del sector de la construcción, la posibilidad de optimización de nuestra flota logística y los costes actuales de depósito".

Para mañana está convocada una manifestación en Palma para rechazar el uso de estas substancias como material energético en la incineradora de Son Reus, con el temor de convertirse en punto de llegada de basura industrial de varios puntos de Europa y con las advertencias de los riesgos para la salud que, según insisten las organizaciones ecologistas, supone el incremento de la incineración.