La funcionaria es una veterana de la Administración autonómica, y hoy desempeña su labor en la macroconselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Territorio. Se la nota enfadada ante lo que considera un agravio comparativo: "Tienes a compañeros que se sientan en la mesa de al lado y, porque han tenido un cargo político, ahora están cobrando seis o siete veces más que tú, cuando hacemos el mismo trabajo".

Aunque con dosis de exageración, no es el único caso. Cuando el periodista inquiere entre representantes sindicales, abogados especialistas en administración pública e incluso ex altos cargos que se benefician del complemento de destino de marras, enseguida salen a la palestra nombres y apellidos, amén de siglas de partido, para identificar lo que muchos consideran situaciones de abuso. El hecho de que cualquier funcionario de carrera que haya ejercido como director general, por poner un ejemplo, cuando regrese a su antigua plaza pase a percibir una retribución extra de unos 16.000 euros anuales por "su cara bonita" es motivo de indignación en las conselleries autonómicas e insulares de Balears.

"Se da el caso de jefes de servicio que han estado al frente de empresas públicas y, gracias al ´nivel 33´ –como se conoce entre políticos y funcionarios el referido complemento de alto cargo–, una vez destituidos pasan a cobrar más que el nuevo gerente" del organismo, explican fuentes sindicales.

Ejemplos hay a docenas, pero hay varios en boca de todos. El hermano o la hermana de, y a continuación te sueltan el nombre de un conocido político o expolítico, que era auxiliar administrativo y tras un breve paso por la política, –en cargos además secundarios, del tipo secretario general de una conselleria o gerente de un ente público– regresó a su puesto de trabajo cobrando "hasta cuatro o cinco veces" lo que sus compañeros. Una conselleria del Govern saliente, "donde desde el conseller al jefe de gabinete o todos los directores generales ahora percibirán el ´nivel 33´, aunque algunos ya lo tenían consolidado del primer Pacto de Progreso", explica un funcionario en la misma situación en el Consell.

Y ya que hablamos de la institución insular, el caso más flagrante citado entre los que denuncian el abuso que con la crisis que nos azota supone el complemento del destino: Un peón u oficial de mantenimiento afiliado a un partido de izquierdas con pocos cuadros, y que logró hacerse con una dirección insular de enjundia. Descabalgado del cargo, hoy cobra unos 800 euros netos más que sus compañeros de faena. Prácticamente el doble, por hacer lo mismo. En la actual legislatura, y también en el Consell, algunos en el PP han empezado pisando fuerte. Un ujier que por equilibrios internos ha sido aupado al rango de director insular es la comidilla dentro y fuera del partido.

No se salva nadie, ni del PP ni del PSOE, ni del PSM. El agravio es mayor cuando se recuerda que la prebenda es exclusiva de los funcionarios. Los profesionales liberales que han ocupado un alto cargo, ya sea conseller e incluso presidente del Govern, no consolidan nivel alguno al regresar a sus despachos. O los ejecutivos y empleados a sus antiguas empresas.

Aún así, las cosas podrían ser peores. "En algunos territorios, no es el caso de Balears, hay altos cargos que a los dos años dimitían y se reincorporaban con el ´nivel 33´ para dar paso a otro", denuncia un sindicalista.