Balears siempre ha tenido un convenio colectivo de referencia: el de hostelería. Es en el que históricamente se han mirado otros muchos sectores. Y a los trabajadores que se cobijan bajo su manto, este año les ha tocado el Gordo, con una subida en sus retribuciones que se sitúa en el 4,1% cuando en otras muchas actividades los empresarios defienden la necesidad de la congelación salarial o de incrementos inferiores a la inflación.

Esta tasa de aumento viene motivada porque el convenio que regula a los establecimientos de alojamiento turístico, bares, restaurantes, salas de fiesta y similares fue pactado en 2008, cuando la crisis comenzaba a dar sus primeros zarpazos, y para el presente ejercicio contemplaba un aumento equivalente a la inflación del pasado mes de marzo más medio punto. Y como el IPC se ha disparado hasta el 3,6%, las retribuciones se han tenido que elevar un 4,1%.

Y no sin grandes críticas por algunas de las patronales afectadas, ya que los presidentes de las asociaciones empresariales de bares y restaurantes han advertido que ese aumento de los costes va a ser inasumible para muchos negocios, en un momento en que a la debilidad del consumo se ha sumado la ley que prohibe fumar en el interior de sus establecimientos. Por ello, se ha anunciado su intención de reivindicar un convenio colectivo propio alegando que sus necesidades son diferentes a las de los hoteleros.