"Montesión, un colegio con futuro". Esa referencia al porvenir es el eslogan elegido por uno de los colegios con más tradición de Mallorca para celebrar sus 450 años de existencia. Desde hace seis años y por segunda vez, el Padre Peter Llobell (Palma, 1957) dirige Montesión, el centro educativo de Jesuitas en activo más antiguo del mundo. Prevé un año lleno de celebraciones.

–¿Qué actividades hay programadas?

–El miércoles la compañía quiere abrir el año y medio de celebraciones por los 450 años de la fundación del colegio. Aprovechamos también para celebrar el premio a la excelencia del Govern, y los dos sellos de calidad y de gestión medioambiental. Habrá un acto académico en el salón de actos presidido por la alcaldesa y el obispo, también viene el delegado del Padre general para Europa meridional. Habrá una conferencia sobre la educación de los jesuitas, los chavales de la ESO harán unas interpretaciones musicales, habrá varios discursos y después un cóctel. Es el pistoletazo de salida, luego habrá conciertos, actividades académicas... de todo.

–¿Cómo se lleva dirigir un colegio con tanta antigüedad?

– Son Moix es una sede con 10 años y no da muchos dolores de cabeza, pero el centro antiguo lleva una cierta preocupación en cuanto al mantenimiento del propio edificio. Hay que estar pendientes constantemente. Ahora lo único que falta por reformar es el antiguo caserón de los Scouts y empezamos en abril, haremos un edificio anexo a las clases. Se siente una cierta responsabilidad al mantener un edificio de este valor histórico, y luego San Alonso, claro. Seguro que somos el único colegio con un edificio tan antiguo y con un santo además.

–En 450 años, ¿cuál ha sido el principal cambio?

– Las distintas maneras de educar. Los jesuitas tenemos el PPI, paradigma de pedagogía ignaciana, que es nuestra manera de educar. En el 86 la compañía modernizó la ratio studiorum e hizo el PPI. Ahora con el marco común europeo se han implantado las competencias básicas, una manera más práctica para ir por la vida, menos teórica. La compañía intenta en todos sus colegios adaptar el PPI a las competencias básicas. Luego hay otros ingredientes muy nuestros, como la pastoral, que ahora es muy social y menos teórica. Cada viernes estamos en Zaqueo y en las Capuchinas, somos colaboradores permanentes de Proyecto Hombre, estamos en el Patronato Obrero, en Son Moix tenemos una tienda de Intermón Oxfam de comercio justo... Y todo lo hacen los chavales. El tercer cambio sería el tema de las actividades extraescolares o para escolares que han tenido un empuje muy fuerte. Y la fundación del club deportivo propio, el Entre Culturas Montesión.

–¿Cuáles son los rasgos de la educación ignaciana?

–Yo diría dos. Uno, trabajar para que los chavales salgan a la calle con cierto espíritu crítico sobre qué es la sociedad, que sepan opinar sobre lo que pasa y lo puedan contrastar con los valores que se llevan de aquí. El segundo estaría relacionado con la pastoral, que sean chavales buena gente. Más que en las notas, insistimos en el acompañamiento, que los chavales se vayan con un buen sabor de boca de lo que es el colegio y con cierta sensibilidad y valores. Esto es muy importante.

–¿Qué alumnos ilustres ha dado Montesión?

–Que la gente recuerde fácilmente está por ejemplo Félix Pons, fallecido hace poco. Políticos también ha habido los hermanos Delgado. Tampoco se circunscribe a ningún partido político, ha habido de izquierdas y de derechas y también fotógrafos, pintores, poetas... Agustí Villaronga, el director de cine ahora tan premiado en los Goya, Luis Casasayas, otro director... Vas por Palma y en cualquier parte, sea una Conselleria o un bufete de abogados, te encuentras un antiguo alumno.

–¿Qué porcentaje de alumnos inmigrantes hay en Montesión?

–Hay un cierto número, empiezan a entrar por Primaria y van subiendo. También hay un porcentaje de chavales adoptados por familias mallorquinas, de países del este o asiáticos. El problema de la entrada es por la zonificación. Son Moix pertenece a la zona de Son Rapinya y cogemos lo que viene, pero no es una zona donde haya mucha inmigración. Cuando les toca por puntuación entran y no hay problemas. Además, tenemos un sistema de becas. De unos años aquí el colegio se ha socializado mucho y cubre todos los estratos de la sociedad.

– ¿Montesión ya no es un colegio de élite?

– Eso ya pasó hace 20 años. Cuando el colegio empezó a ser concertado a finales de los 60 y con el tema de la zonificación, el colegio ya no manda. Hay unos baremos.

– Otro de los grandes cambios debió ser la entrada de chicas en las aulas.

– Sí, ahora el único país del mundo donde tenemos colegios sólo de chicos es Chile, es una opción relacionada a la pastoral vocacional. Yo viví allí un año y tienen la convicción de que al no ser mixto habrá más chavales que quieran ser jesuitas. Yo no lo comparto, creo que no tienen nada que ver una cosa con la otra. En el 86, al concertar los colegios y tras pensarlo un tiempo la compañía los hace mixtos. Yo creo que es una riqueza, aportan madurez, organización personal, disciplina... Es en pequeño en el colegio lo que van a ver fuera en la sociedad.

– ¿Cuántos profesores jesuitas quedan?

– Uno, yo. Aquí hay una comunidad de 16 jesuitas, pero dando clases sólo estoy yo y el Hermano Llauger, que está a media jornada.