Síguenos en redes sociales:

El comercio chino en Mallorca se ha multiplicado por diez en una década

China desbanca a Alemania como el primer proveedor internacional de la isla - La salida del comercio asiático de la crisis ha sido fulgurante: en 2010 casi triplicaron su actividad

El Gran Dragón tiene fuego para exportar. Y lo exporta en cantidades industriales, aún a riesgo de quemarlo todo. También en Mallorca, donde la llama de la economía china arde con un vigor impensable hace apenas diez años. Los datos del Instituto de Comercio Exterior (Icex) hablan solos. Quédense con uno muy gráfico: durante el pasado mes de octubre la isla compró el doble de productos chinos que en todo el año 2000. Un mes que valió por doce. Y ni siquiera fue el mejor mes del año para un negocio que mejora sus cifras semana a semana.

"Nos están fagocitando", resume ácido el presidente de los comerciantes turísticos mallorquines cuando se le explican las cifras de la única actividad comercial que ya ha superado la crisis: la china. Tras un 2009 de titubeos, las importaciones desde el gigante asiático se doblaron en un 2010 durante el que las operaciones llegaron a triplicarse en verano. El año se cerró así con un récord histórico: la isla nutrió su comercio y sus servicios en 2010 con más de 32.000 operaciones de importación con origen en China.

¿Muchas? Muchísimas. Casi cuatro veces más que cuando en 2005 el régimen comunista empezó a aplicar la fórmula clave de su éxito actual: la cotización dirigida de su moneda, el yuan, una divisa insultantemente barata (infravalorada un 40%) con la que China ha barrido de tres escobazos a lo más granado de la industria mundial. Pueden jurarlo los alemanes que exportan a Mallorca, que en 2010 dejaron de ser el primer proveedor internacional de su isla de vacaciones. Ese honor corresponde ya al dragón comunista, que ha multiplicado por diez sus exportaciones a Mallorca durante la primera década del siglo XXI.

El salto es histórico. Brutal, si quieren. Y más en crisis. Pero no se abrumen: el fenómeno solo acaba de empezar y la crisis en realidad no hace más que acelerarlo. "En crisis se busca el precio más barato, aún a costa de renunciar a la calidad, y en eso, en precio, China no tiene rival", reflexiona Bernat Coll, el líder de la patronal comercial Pimeco, que avisa que la importación china ha empezado a alcanzar el rango de invasión: "Sus productos están invadiendo España y Europa". De ahí el tembleque entre un comercio local sonado tras recibir los primeros golpes de una pelea comercial que solo acaba de comenzar, pero ya amenaza KO.

Porque la expansión China llega a Mallorca con unos años de retraso, aunque con la misma táctica que tiene a las grandes potencias occidentales en pie de guerra: vendiendo productos a precios sin competencia e integrándolos en un negocio casi vertical que empieza en las grandes fábricas de la costa China y acaba en las pequeñas tiendas de ciudades como Palma. "Lo hacen todo ellos desde el principo hasta el final. A lo Juan Palomo", aclara José Tirado, de la patronal comercial Acotur.

Lo confirman los empresarios asiáticos consultados, que describen un proceso controlado siempre por chinos que hace que las 32.000 operaciones comerciales de importación a Mallorca en 2010 se queden cortas. "Si un producto llega desde China a un mayorista en Madrid, que después lo vende a un negocio chino en Mallorca, no figura como importación de Balears", aclaran también en el ICEX. Es decir, esas 32.000 operaciones de entrada de productos chinos en Mallorca son solo una pequeña parte de un negocio que se canaliza en realidad a través de tres puntos: los puertos de Valencia y Barcelona, y las 400 naves industriales de mayoristas chinos en un polígono de Fuenlabrada (el de Cobo Calleja) que es la auténtica lonja del negocio chino en España. Con esas naves y con las especializadas en calzado que operan en Elche (Alicante) tratan los mayoristas chinos de Mallorca, que han hecho de la crisis una oportunidad. "En chino crisis significa también oportunidad", reconoce uno de los empresarios chinos más destacados del país, Zhou Wei, que aclara que las dificultades financieras han puesto en valor la cohesión de la comunidad china. "Si un chino no consigue ayuda en el banco, la familia y los amigos ayudan", confirma Wei. Por eso logran la liquidez que nadie tiene y con ella invierten en el mejor momento: cuando la crisis abarata los traspasos de locales y negocios.

Empresarios del comunismo

De ahí el éxito de un país comunista que exporta empresarios: en Mallorca ya hay 4.029 chinos empadronados, de los que se calcula que la mitad son empresarios o autónomos, que han empezado a dar el último paso hacia la conquista del mercado: la apuesta por la calidad.

Porque los bazares de todo a cien del principio han dado paso a una próspera red de tiendas especializadas que venden desde zapatos a ropa de bebé, pasando por bisutería, teléfonos, electrónica, cosméticos, bolsos y moda. Todo en tiendas distintas, que convierten en excepción los bazares de la primera oleada de inmigrantes chinos. Aunque la base de productos es la misma, como revelan los datos del Icex: el 69% de las partidas chinas que se descargan en el puerto de Palma son moda, calzado o mercancía destinada a unos hogares mallorquines abonados al Made in China.

Pulsa para ver más contenido para ti