Maricarmen y su compañero, tendidos sobre la arena de la playa de Migjorn, se llevaron un tremendo susto cuando el rotor del Puma HD-19 giró por encima de sus cabezas. Era la una menos cuarto de un día soleado, el sábado de la pasada semana. Asustados, levantaron la mirada y vieron suspendido un aparato caqui adornado con un par de franjas amarillas. No se fue lejos. Se posó en un descampado lleno de escombros, un viejo camping abandonado, a un paso del jardín del coqueto hotel Geko Beach, de fachada blanca y dos alturas.

Esta pareja de mallorquines asistió a dos aterrizajes del helicóptero en Formentera. El primero ocurrió a las 12.45 horas y el siguiente, una hora más tarde. Del primer vuelo descendieron siete civiles, dos mujeres y cinco hombres, y del segundo, ocho civiles y "cuatro pilotos". Como recuerda con sorna, al día siguiente, el domingo 23 de mayo, se produjo el "rescate con el mismo medio de transporte y en las mismas condiciones". Maricarmen rebate las palabras del jefe del SAR: "Aquello no fue un vuelo de reconocimiento como dicen los militares".

Al principio interpretaron que el despliegue militar respondía a un verdadero rescate. "Luego, cuando vimos a los invitados, pensamos que se trataba de la Familia Real", rememora. Al final, ni una cosa ni otra. Se acercaron hasta el jardín del Geko Beach y contemplaron perplejos la escena: las carpas para la boda y los novios haciéndose fotos con los pilotos del Puma HD-19. "No se escondían. Actuaban con prepotencia", relata. Cuando el helicóptero abandonaba el hotel lo hacía con el estruendo que implica el movimiento de un aparato de cuatro toneladas de peso capaz de cubrir 290 kilómetros sin repostar. "Antes de despegar, permaneció diez minutos con el motor a tope. Al salir, lo hizo con una maniobra llamativa", explica Maricarmen. Entre los pasajeros que transportó el Puma HD-19 había niños, apuntan varios testigos.

Pero este viaje aéreo costeado por el Ejército del Aire no fue el único. Según diversos testimonios, los invitados de la boda llegaron a Evissa en dos aviones militares procedentes de Mallorca. Descargaron a varios grupos de personas vestidas con ropas civiles y aspecto veraniego en el aeropuerto de Eivissa. Su presencia causó estupor entre el personal de pista, ya que bajaron del avión y subieron al helicóptero sin pasar por la terminal, "como si fuera la parada del autobús", manifestaron varios testigos.