"En fecha 5 de mayo de 2003, el celador municipal acusado, Jaime Gibert, previamente aleccionado y convencido por Eugenio Hidalgo (alcalde de la localidad), emitió una certificación en el expediente municipal de concesión de licencia, donde afirmó falsamente que existía un almacén agrícola y que tenía una antigüedad superior a los 50 años", postula la fiscalía anticorrupción en la primera pieza separada del caso Andratx, la del chalé-nave agrícola de Hidalgo, que va a ser enjuiciada por la Audiencia. El fiscal pide 9 años de cárcel para Gibert por esta pieza.

Gibert en los miles de documentos que integran el sumario del caso Andratx siempre ha tenido un papel secundario en relación a otros imputados, especialmente Eugenio Hidalgo y Jaume Massot, el ex director general de Ordenación del Territorio del anterior Govern de Jaume Matas (PP).

Este rol subordinado dentro del supuesto entramado de corrupción se contradice con la etiqueta de "imputado principal" dentro del caso que ha tenido el celador de obras en la prensa.

Quizás el hecho de que Gibert fuera uno de los tres primeros arrestados por la Guardia Civil en la operación Voramar y su permanencia en prisión preventiva durante 66 días hizo aumentar su importancia desde el punto de vista informativo.

Sin embargo, el suspendido funcionario del Ayuntamiento de Andratx no ha tenido ningún tipo de protagonismo desde que salió en libertad provisional hace casi un año.

Gibert ha acudido muchas veces en el último año a los juzgados de Vía Alemania, entre otros motivos para hacer sus periódicas presentaciones incluidas en su libertad provisional, pero ha esquivado eficazmente a los medios de comunicación.

Sus únicas palabras pronunciadas tras abandonar la cárcel fueron para admitir que la privación de libertad le había resultado muy dura, especialmente por el alejamiento forzoso de su familia.

En las conversaciones telefónicas entre los implicados en el caso Andratx intervenidas por la Guardia Civil, por orden judicial, hay registradas muchas en las que aparece Jaime Gibert.

En algunas charlas mantenidas entre el celador y su entonces superior, y socio, Eugenio Hidalgo, aflora la rudeza con que éste le trataba. "Si no me firmas el final de obra te vas a la puta calle", dice Hidalgo a Gibert, que reacciona con calma ante la vehemencia de su alcalde.