Ciclismo

Steinhauser, sobrino de Ullrich, levanta los brazos en el Giro

El ciclista alemán vence en solitario en la cima del Passo Brocon sin que nadie pueda discutir el dominio de Tadej Pogacar en la general

Georg Steinhauser ceelebra su victroria en el Passo Brocon.

Georg Steinhauser ceelebra su victroria en el Passo Brocon. / EFE

Sergi López-Egea

Algún día tenía que pasar. No es que se haya cansado de ganar, porque Tadej Pogacar no es así, pero tenía que llegar la etapa de montaña, entre los valles de los Dolomitas, en la que el incuestionable líder del Giro de Italia abriera el grifo, diera libertad a las fugas y una de ellas, con el alemán Georg Steinhauser como protagonista, consiguiera llegar a la meta, levantar los brazos y proclamarse vencedor de la 17ª etapa de la ronda italiana.

Fue otro día de clima adverso, aunque lejos del frío y la amenaza de la nieve que sobrevoló el martes sobre el Giro como si quisiera anunciar la quinta victoria de Pogacar, que verá este jueves desde la barrera una nueva cita con una llegada masiva antes de la última doble visita con la montaña. En otras condiciones, sin el dominio casi sobrenatural de Pogacar, habría supuesto la última oportunidad para decidir la clasificación general.

Presentación en sociedad

En un día de libertad en la montaña se presentó Steinhauser ante la sociedad del Giro, aunque ya el domingo estuvo en fuga y en compañía de Nairo Quintana. 22 años tiene un corredor, hijo de ciclista y sobrino de una antigua gran estrella de este deporte, muchas veces con su nombre en aguas turbulentas, llamado Jan Ullrich. El padre es Tobias Steinhauser, que corrió en diferentes equipos a principios de este siglo.

Steinhauser aprovechó un momento de cierta tranquilidad, con el permiso de poder atacar, ya que no era un ciclista que amenazara la general, para irse y tratar de encontrar la victoria que se le había negado dos etapas antes. Venció en solitario, en el único día serio de montaña en la que Pogacar no quiso incrementar un magnífico palmarés encaminado a conseguir la 75ª victoria en su carrera profesional. Y sólo con 25 años, capaz de triunfar en grandes vueltas, en rondas medianas y en las mejores clásicas del concierto ciclista.

El sufrimiento

Sufrió el corredor alemán, aquejado por el cansancio, en una carretera mojada que lo conducía hacia la meta. No encontraba los piñones necesarios, en una doble ascensión final al Passo Brocon, donde estaba la llegada. Se trataba de una subida que combinaba tramos de buena dureza con zonas donde era posible descansar y recuperar fuerzas. Fue una victoria al empeño; la del ciclista que ataca en el instante apropiado y sabe aguantar la persecución de un pelotón que sin tomárselo en calma se sometió a los designios de Pogacar, en el día que no quiso desenterrar el hacha de guerra en los Dolomitas, aunque al final, cuando la captura del fugado ya era imposible, no se pudo aguantar para realizar una pequeña aceleración que fulminó a todos y lo volvió a dejar sin perseguidores en el Giro.

Mientras, por detrás de Pogacar, el podio sigue abierto, pero al fenómeno esloveno le da absolutamente igual los nombres de los dos protagonistas que el domingo compartirán las fotos y escucharán el himno de su país en el podio de Roma.