Caravana electoral

El CIS da al PSOE balear la mayor subida del país

Tezanos premia a Armengol sobre Ximo Puig

Tezanos premia a Armengol sobre Ximo Puig / Pedro Puente Hoyos

Matías Vallés

Matías Vallés

El barómetro del CIS invita al PSOE a no creérselo, y obliga al PP a preocuparse seriamente. Marga Prohens está en su papel al desacreditar una encuesta que no le concede ni los votos íntegros perdidos por Ciudadanos, si a continuación debate a puerta cerrada por qué su campaña despega con menos impulso que en otras comunidades.

La investidura estadística de Armengol por Tezanos es un homenaje al liderazgo de la presidenta, que suena prematuro a esta distancia de las urnas. El problema para el PP no está en las cifras presuntamente infladas, sino en las perspectivas. Aun aceptando que la continuidad del Pacto de Progreso esté viciada por el modelo Tezanos, que así se denomina, hay que explicar por qué la candidata del PSOE mejora las expectativas de gallos como Ximo Puig, Lambán y los restantes barones socialistas de las doce regiones en liza.

El CIS da al PSOE balear la mayor subida del país, un dato tan atrevido que obliga a repetirlo para asimilarlo: Balears cuenta con el mejor socialismo de España, según el sondeo. El gemelo valenciano de Armengol es Puig, humillado hasta el punto de verse superado por el PP como cabeza de la lista más votada. Por contra, la presidenta del Govern aumenta sus registros en tres puntos, para mantener a idéntica distancia a los populares. Es redundante afirmar que, de materializarse esta ventaja, la continuidad del Pacto viene garantizada.

De hecho, los tres partidos que integran la alianza progresista sumarían la mitad de los votos. Este porcentaje sella como mínimo los 32 escaños actuales sobre 59, aunque el CIS no ha procedido a la distribución debido a las «limitaciones muestrales». Demasiada tacañería, en un organismo que solo ha efectuado cuatrocientas encuestas en Balears, y ha postergado a Palma en favor de ciudades menos pobladas como Valladolid, Bilbao o Vigo.

De aceptar los datos de la encuesta, el PP balear no es lo suficientemente radical para atrapar a los exaltados de Vox, ni lo suficientemente moderado para tranquilizar a los centristas. Sin embargo, el sondeo ofrece muestras de debilidad en su manufactura. La primera consiste en la exigüidad de la muestra, la mitad de las encuestas que Més contrató solo en Mallorca con un resultado diferente. A propósito, el partido nacionalista recibe por primera vez un trato generoso del CIS.

Sobre todo, el partido más perjudicado en el barómetro acapara en Balears la atención como pivote postelectoral decisivo. El Centro solo concede al Pi un 0,5 por ciento de voto directo. Es decir, únicamente dos de los cuatrocientos encuestados señalaron la opción de Josep Melià, que se queda a distancia sideral de franquear el cinco por ciento y extramuros del Parlament. Esta expulsión de la cámara contrasta con la pujanza de conglomerados regionalistas, en reductos tan jacobinos como Valladolid o Aragón.

La ausencia de El Pi obliga a pensar que las encuestas se han centrado en un ambiente palmesano, donde los regionalistas no disponen de un solo concejal. Los estimulantes resultados del CIS para la izquierda obligan a matizar que supera en optimismo a los propios sondeos en disposición de los partidos gobernantes. En la otra orilla, el PP se enfada con las encuestas favorables que implican simultáneamente una crecida de Vox. El barómetro debe servir como mínimo a los populares para rendirse a la evidencia de su dependencia de la ultraderecha moderada.

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