Isabel Vicens dirige Agromallorca, una empresa fundada por su padre hace más de 50 años. Reclama una mayor implicación de la administración y el sector turístico con la agricultura local, una actividad que ha demostrado ser esencial.

Llamamos a esta sección Dones d’empenta, ¿Se considera una mujer emprendedora?

Si, lo llevo en la sangre, mi familia es emprendedora y desde que nací lo he vivido en mi casa. Después he procurado trasmitir a mis hijos esa cultura del esfuerzo y ese amor por el trabajo bien hecho. En nuestro caso además esa cultura de emprendimiento tiene una profunda conexión con la tierra y la agricultura. Y los que trabajamos el campo sabemos que para recoger, primero hay que cultivar, trabajando y amando aquello que acabará dando sus frutos.

¿Cuál es ahora mismo la situación de la mujer en el campo mallorquín?

La realidad es que no hay suficientes mujeres en posiciones clave y decisivas. Ya es hora de que dejemos de estar relegadas a un segundo plano. Hemos trabajado, luchado y sufrido para conseguir el lugar que merecemos, pero parece que todavía no ha sido suficiente en el mundo agrícola. Es hora de dar un nuevo paso adelante, porque las mujeres en el mundo agrario quieren estar en todos y cada uno de los órganos de decisión. Queremos estar en las mesas de negociación, representatividad, cooperación e información porque seguramente enriqueceremos todas las tareas.  

¿Cree que se están dando los pasos para que haya una mayor presencia de la mujer?

Sí se hacen, pero no basta, necesitamos que se implique toda la sociedad. A la hora de la verdad, como comentaba antes, la realidad es que en la cooperativas agrarias representamos el 23% del capital humano, pero en cambio en los Consejos Rectores de las Cooperativas agrarias representamos el 8%, y el 9% a nivel estatal. Se está trabajando mucho en este tema desde Cooperatives Agroalimentàries de les Illes Balears pero hace falta la implicación de todos los sectores en planes activos de igualdad y empoderamiento de la mujer en el sector agrario, políticas efectivas de formación y de acceso de la mujer en labores de dirección.

¿Cuáles cree que son las fortalezas del campo mallorquín?

La proximidad, el cuidado de tal vez uno de los nuestro más valioso patrimonios, que es el territorio y el paisaje ya que cuidamos del 80% del territorio. Pero también el campo significa crear una sinergia con el mercado, con los consumidores. Significa crear puestos de trabajo, contribuir a una balanza productiva equilibrada, perder dependencia del exterior. Significa arraigo y futuro sostenible.

¿Y sus necesidades?

Creo que la formación es indispensable para crecer y evolucionar. Formarse continuamente para mejorar en procesos, en capacitación profesional, en áreas directamente agrícolas pero en otras de apoyo y gestión. Igualmente entiendo que el mundo agrario pasa por fortalecer los modelos de cooperación y de gestión compartida a niveles de intermediación o en la creación de sinergias productivas. Y también, como hemos remarcado antes, por el fortalecimiento del papel de la mujer en el sector.

¿Cómo está afrontando su empresa los retos que se le presentan al sector?

Adaptándonos continuamente a las nuevas necesidades de los consumidores y a los escenarios tan cambiantes a los que nos enfrentamos. Todo ello pasa por la innovación, por crear valor y por la diferenciación en base a la calidad de nuestros productos. Un equipo humano altamente formado capaz de encarar el futuro des de una posición de liderazgo des del compromiso con los valores de una agricultura sostenible, integrada y arraigada a la tierra, a Mallorca y a su gente. De hecho ahora iniciaremos una campaña de promoción para dar acceso a toda la población a la fruta fresca y de temporada a domicilio. Fruta y verdura de verano cultivada en nuestras fincas y directamente a la casa del cliente sin ningún intermediario. A un precio buenísimo con el fin de facilitar que la población tenga la oportunidad de consumir productos saludables de proximidad, fresco, de temporada y de súper calidad.

¿Por qué elegir primero una fruta o una verdura producida en Mallorca?

Por frescura, por calidad, por sostenibilidad, por crear sinergias económicas, sociales en clave de proximidad. La pandemia y sus efectos nos han dejado claro lo fácil que es que el entorno nos cambie las reglas del juego. Y cuanto más fuertes seamos menos vulnerables seremos. Por responsabilidad social, pero también, porque son buenísimos. 

 ¿Qué haría falta para atraer a más consumidores?

Parte de la culpa es nuestra, hasta ahora nos hemos dado a conocer poco. Por eso cada vez invertimos y mejoramos en comunicación ya que lo que no se conoce no se vende, no se consume. El producto es de una calidad superior, y debemos ser capaces que ese mensaje cale en la población y que el consumidor exija productos de proximidad y de temporada. Aquí necesitamos la ayuda de las instituciones públicas tanto en la promoción como en concienciación de la sociedad.

¿Cómo cree que debería implicarse la administración y otros sectores como el turismo para apoyar a los agricultores?

La administracion, que en los contratos que adjudica de alimentos que priorice el producto mallorquín, en no exigirnos como grandes empresas de la península sin percibir lo que ellas reciben, debemos juagar con las mismas cartas y que se nos facilite ek trabajo agilizando trámites burocráticos.. Debemos jugar con las mismas cartas y que se nos facilite el trabajo agilizando trámites burocráticos. Referente al sector turístico, comprando nuestros productos a precios adecuados, si somos capaces de servir a grandes empresas nacionales, porque a las cadenas hoteleras no. No solo deben mirar el precio, no pueden comparar nuestros productos por precio con Marruecos o Sudáfrica, deben de darse cuenta que merecemos un precio digno por nuestro trabajo, pueden acceder a nosotros directamente, sin intermediarios. Es paradójico que si a los clientes de los hoteles les encanta ver nuestros campos bien cuidados, y eso forma parte del atractivo turístico de Mallorca, después esos hoteles no compren los productos del campo mallorquín. Eso nos convierte en jardineros de una economía terciaria y nos condena a la marginalidad productiva y socio-económica.

Estará de acuerdo en que el sector agrario es pequeño, pero necesario. 

Ya lo hemos visto, que pasó con la tormenta Gloria, cuando los barcos no podían llegar, sólo había productos locales, si dura una semana nos comemos entre nosotros. Y ahora lo vemos. ¿Cuántos ERTEs hay en la agricultura? Prácticamente ninguno, somos pocos pero seguros, no podemos depender solo de una industria, debemos apoyar otras, porque después de una pandemia, puede venir un atentado, una tormenta, y de qué viviremos, de la agricultura, si la conservamos. Cabe pensar que somos una isla, deberíamos ser un poco autosuficientes, debemos aumentar no solo la producción agrícola, sino las industrias agroalimentarias en global.