Como siempre quedo a su disposición en dbiosca@educatur.com tanto en las coincidencias como en las discrepancias
Despacho... Del trabajar para el cliente a estar con el cliente
El lector es posible que se pregunte si el despacho es ¿un valor? Ante esta sorpresa le invitamos a reflexionar juntos, por qué, en el mercado de oferta, tener despacho era un símbolo de prestigio dentro y fuera de la empresa. Habitualmente el despacho, significaba autoridad y nivel jerárquico, poder, marcar el territorio, la superioridad, la distancia, la privacidad, incluso investir de la verdad a las opiniones expresadas por el que lo ocupaba. Estas circunstancias fueron posibles en el nuevo olvidado y facilón mercado de oferta, donde los clientes se conformaban con tener y/o estar. En este mercado, a los empleados en general sólo se les exigía su obediencia al jefe y su trabajo.
Pero llegó el complejo, veloz, cambiante y exigente mercado de demanda, donde los clientes quieren premiarse con su talla de calidad, pudiendo opinar en las redes sociales, dándonos la oportunidad de hacer más y mejor con menos, siendo imprescindible y urgente sumar activadores de voluntades, de inteligencias, de experiencias y de imaginación si de verdad deseamos seguir teniendo este nuevo éxito.
Para conseguir estos activadores hay que aproximarse a todos los actores que nos rodean, ejerciendo un liderazgo de proximidad, eficiente y contagiador, que nos permita vivir el partido de la felicidad de los clientes y el de la ilusión de nuestros empleados en vivo y en directo.
Les recomendamos convertir la empresa en su despacho especialmente en las horas calientes con sus momentos de la verdad y/o abrir su despacho con la ayuda de las nuevas tecnologías, lo que le permitirá vivir a tiempo real los momentos del éxito de su empresa.
Le recomiendo “convertir su despacho” en un espacio vivo, dinámico y que lo ubique allí donde toque en cada momento para conseguir los beneficios de:
- Mejorar el trabajo eficaz y positivo.
- Mejorar la orientación hacia la excelencia.
- Aprender a captar las distintas tipologías de clientes.
- Aprender a practicar la venta proactiva y personalizada.
- Desarrollar un conjunto de ofertas conociendo las tallas solicitadas por los clientes.
- Crecer la comprensión en las relaciones en todos los puntos de venta con sus tentaciones.
- Reducir la rotación laboral por la implicación de los profesionales.
- Creces el orgullo de pertenecer a una empresa orientada a la felicidad de los clientes y de sus profesionales.
- Aprender la independencia ética para ser más rigurosos con los compañeros que no pongan en marcha las “enseñanzas”
- Facilitar e incrementar la innovación.
Es posible que usted mi apreciado lector, al leer estas reflexiones, aprendidas gracias a estar cada día orientando a todos los profesionales a convertirse en conquistadores, tanto de los clientes como de los profesionales siendo imprescindible sentir amor por las personas, pasión por los clientes y alegría al conseguir hacer felicidades a todos.
¡No olvide que tenemos la suerte de crecer en el negocio de la felicidad!
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