TELECOMUNICACIONES

Emiratos entra en el consejo de Vodafone mientras Arabia mantiene su silencio en Telefónica

El consejero delegado de la emiratí e&, máximo accionista de la teleco británica con un 14,6% del capital, se sentará en el órgano de gobierno del grupo

La saudí STC sigue sin pedir permiso al Gobierno español para elevar su participación en Telefónica hasta el 9,9% o para entrar en el consejo cinco meses después de entrar su accionariado 

Una tienda de Vodafone en Londres.

Una tienda de Vodafone en Londres. / EFE

David Page

El nuevo primer accionista del Grupo Vodafone ha ido haciéndose cada vez más fuerte y cogiendo más peso dentro de la compañía. Emirates Telecommunications (e&), la teleco estatal de Emiratos Árabes -antigua Etisalat-, entró en el accionariado del grupo británico en 2022 con algo menos de un 10% y con el mensaje de que no tenía interés en controlar la compañía ni influir en su gestión. El año pasado elevó su presencia hasta el 14,6%, fue crucial para promover la salida del entonces consejero delegado de la firma Nick Read y pactó su futura entrada en el consejo de administración.

De la promesa de tener una posición pasiva como accionista de Vodafone nada queda y ahora Emiratos Árabe por fin va a entrar en el consejo del grupo británico. El próximo 19 de febrero la teleco formalizará el nombramiento del consejero delegado de e&, Hatem Dowidar, como nuevo consejero no ejecutivo. El acuerdo sellado el pasado mayo entre ambas compañías contemplaba la futura entrada de la teleco emiratí con un asiento si mantenía su posición del 14,6% y el compromiso de doblar su peso a dos representantes si supera la cota del 20% del capital.

Telefónica se mira desde hace meses en el espejo del Grupo Vodafone. Saudi Telecom, la teleco controlada por el Estado de Arabia Saudí, anunció a principios de septiembre la compra de una participación directa del 4,9% de las acciones de la compañía española y de otro 5% de manera indirecta mediante derivados financieros, por un total de unos 2.100 millones de euros. El objetivo de la compañía saudí es elevar la participación hasta el 9,9% y asegura que su intención es colaborar con la dirección de Telefónica, no tomar el control y no influir en la gestión directa de la teleco española.

A la espera de Arabia

STC debe pedir permiso al Gobierno si quiere ejercer un control accionarial en Telefónica por encima del 4,9% o, sin superarlo, si pide un asiento en el consejo de administración del grupo español, debido a las vinculaciones de la compañía con la defensa y la seguridad nacional españolas. Más de cinco meses después de la operación, la operadora saudí sigue sin mover ficha y no ha formalizado la petición, sigue sin desvelar cuándo lo hará y sigue sin confirmar si solicitará sentarse en el consejo de administración del grupo español (el mercado da por descontado que reclamará al menos un asiento).

La operadora árabe, controlada en un 64% por uno de los fondos soberanos de Arabia, se ha estado moviendo en los últimos meses para tranquilizar los ánimos y confirmar las intenciones amistosas de la operación, tanto públicamente como en varias reuniones con el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete. Saudi Telecom aprovechó la presentación de sus resultados trimestrales para prometer "cooperación" con Telefónica y mostrar su plena "confianza en el crecimiento y el potencial al alza" del grupo comandado por Pallete.

A pesar del mensaje el Gobierno español ha reaccionado. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha propuesto blindar Telefónica y proteger su españolidad y su autonomía por considerarla estratégica para el país. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ha recibido el mandato del Gobierno de comprar una participación de hasta 10% de la compañía para convertirse en su mayor accionista y contrarrestar la irrupción de Arabia Saudí en el capital de la teleco española, que insiste en que mantiene su plan de alcanzar el 9,9%.

La entrada de SEPI -que de momento no ha comenzado- permitirá conformar un reforzado núcleo estable de socios españoles en su intento de blindar el control de un grupo que el Gobierno considera estratégico, por su vinculación con defensa y la seguridad nacional y por su papel clave en el sector de las telecomunicaciones y la tecnología. El holding público ha comprometido su “vocación de permanencia” para proporcionar “mayor estabilidad accionarial”.

El nuevo núcleo duro de accionistas españoles lo integrarían la propia SEPI con esa participación de hasta el 10%, junto a los dos grandes socios que han venido dando estabilidad accionarial a la compañía y que tienen intención de seguir haciéndolo: BBVA (4,87%) y Caixabank (3,5%, que suma otro 2,5% en manos Criteria, el brazo inversor de Fundación Caixa). La suma de los tres paquetes superaría el 20% del capital de la teleco y desbordaría con creces el 9,9% al que aspira controlar Arabia Saudí.