El Mobile World Congress (MWC) encara a partir de este lunes una edición atípica marcada por la crisis sanitaria del covid. Aún así, el congreso seguirá siendo, un año más, un escenario clave para el sector tecnológico internacional y para Barcelona.

El director ejecutivo de GSMAJohn Hoffman, máximo responsable de la organización del Mobile, ha atendido a EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, para conocer mejor los retos del congreso.

- El MWC se ha convertido en mucho más que un congreso de telefonía móvil. ¿En qué tendencia se centrará este año?

-Pondremos el foco en el uso del 5G para la movilidad. El 3G y el 4G supusieron cambios masivos en lo digital, especialmente para los consumidores y las comunicaciones personales. Esta nueva oleada estará menos centrada en ese aspecto y pone la tecnología en el núcleo para usarse en procesos en los que suponga una disrupción masiva, como la robótica, la automatización o su aplicación en la industria 4.0.

- Es imposible hablar de esta edición sin hacerlo de la pandemia. ¿Cómo afectará?

-Esperamos que haya un tercio de la gente que vino en otras ediciones, contamos con que unas 35.000 personas asistirán de forma presencial y miles más en línea. Aunque no tenemos datos exactos aún seguiremos contando con una fuerte presencia internacional. Normalmente participaban expertos de unos 195 países, pero ahora estará dominado por países del sur de Europa. Esperamos que 2022 sea más normal.

Siempre habíamos seguido un modelo híbrido con actos presenciales y conferencias telemáticas y ahora lo hemos ampliado. Sin embargo, en remoto es más difícil monetizar el congreso, conectar con los asistentes y que estos se conozcan. Queremos seguir siendo un congreso entre negocios.

- Tras cancelar la edición del año pasado la alianza entre GSMA y Barcelona se amplió a 2024. ¿Qué hace que la capital catalana sea tan atractiva para la organización?

-Cuando llegamos aquí en 2006 éramos una feria, alquilábamos un espacio y nos íbamos. En 2010 decidimos construir un legado más allá del congreso de una semana al año y nos aliamos con las administraciones de Barcelona, Catalunya y España para crear ese ecosistema. Ahora, con la pandemia, es cuando te das cuenta de quienes son tus amigos. Y es que eso nos ha llevado a estar más juntos. Tenemos un éxito compartido y tenemos que seguir trabajando de la mano.

- ¿Hay proyectos más a largo plazo?

-Aquí tenemos mucha confianza, comunidad, unas instalaciones increíbles y buen tiempo. Cuando hagamos el congreso de 2022 empezaremos a pensar qué hacer más adelante.

- El MWC siempre ha tenido un fuerte impacto económico en la ciudad. ¿Se verá afectado este año?

-Obviamente no nos acercaremos a los 500 millones de euros que alcanzamos en 2019. Este año bajará, pero, como pasó con la crisis económica del 2008, después volverá a subir.

- ¿Cómo se equilibra el gestionar un congreso tan grande y a la vez querer reducir su impacto climático?

-Hace unos años mi mayor miedo era que me preguntasen como justificaba un evento que contaminaba tanto cuando podía usar tecnología para evitarlo, no sabía que responder. Eso nos llevó a tomar responsabilidad social y los últimos cuatro años hemos sido la mayor feria del mundo de carbono neutral. El tecnológico es el sector líder en aplicar los objetivos científicos para reducir ese impacto. Los desplazamientos siguen suponiendo el 89% de la huella de carbono, así que apoyamos programas contra la desforestación y a favor de las energías renovables.

- Otro de los objetivos que os fijáis es el de la paridad de género

-Sí, y aún nos queda un largo camino, especialmente en un sector que es predominantemente masculino. Aún no estamos en el 50/50, este año hay entre 20 y 30 mujeres entre los principales ponentes del congreso.