Fútbol

El Barça de los suplentes gana como el de los titulares

Un gol de chilena de Joao Félix otorga la victoria al equipo catalán, que se mantiene a ocho puntos del Real Madrid antes de disputar el clásico la próxima semana

Joan Domènech

Obligado a ganar, ganó. El Barça se expresó en Cádiz como el campeón que aún es. Qué menos ante un rival en posición de descenso. Tras recuperar el hábito de sumar victoria tras victoria, aunque sean por la mínima, la décima en los últimos 13 partidos, mantuvo su palabra de que seguirá peleando por el título que le pertenece y que se resiste a entregar, al menos hasta la visita al Madrid del próximo domingo, que

También lo hizo al Atlético, los tres supervivientes en la Champions antes de las decisivas citas que afrontan en cuatro días.

Todos se reservaron y todos solventaron sus compromisos en labores de eficacia, exenta de brillantez. Lo que se les demandaba. Con un once plagado de suplentes, bastante hizo el Barça para embolsarse los tres puntosCon el 1-0 que le caracteriza, gracias al único chispazo de genialidad de toda la noche. Lo firmó João Félix.

Acusado de indolente el delantero portugués, conectó una vistosa chilena en un córner que permitió al Barça frenar al Cádiz. Infundió respeto el equipo y también el delantero portugués, a quien quisieron intimidar con varias refriegas. Conservó el temple y la concentración. Los gaditanos no le encontraron, y sí sus compañeros para que fuera una válvula de escape desde atrás.

La magnífica chilena de João Félix vino acompañada de la grotesca simulación de Iza Carcelén pretendiendo hacer creer que el delantero le había golpeado en la acrobacia. El pie le pasó a un palmo de la cabeza. El árbitro, afortunadamente, no picó ni se precipitó pitando una falta inexistente.

El invencible Òscar

Del mismo modo que el Barça no acusó la ausencia de los habituales, tampoco acusó la de su entrenador, castigado a la grada para cumplir su segundo partido de sanción. Òscar, su hermano, amplió su aura de invencible: siete compromisos como jefe, siete triunfos. Xavi dibujó la alineación y subió a una cabina de la tribuna.

En una apuesta de todo a la Champions, Xavi hizo un equipo nuevo respecto al que presentó en París y el que elegirá para el martes. Solo permanecieron Sergi Roberto y Cubarsí por motivos claramente justificados: el veterano está sancionado para la vuelta con el PSG y el joven puede aguantarlo todo a los 17 años, más allá de ser el defensa más fiable del equipo. Marcos Alonso resistió al volver de golpe a la titularidad desde su desaparición el 7 de noviembre por sus problemas lumbares, de los que fue operado.

Vítor Roque sufre

Cubarsí ejerció el papel de central agresivo (!), porque a su lado se desempeñó Christensen. Vitor Roque habría dado dinero por haber jugado en el Cádiz y medirse ante rivales tan correctos. Cada balón que intentó recibir tenía a Chust o a Ousou soplándole en el cogote, agarrándole, empujándole, intimidándole. Si los defensas pegan a Lewandowksi, cómo no van a pegar a Vitor Roque, un meritorio que aún no se ha ganado el respeto ajeno ni con goles (2) ni por los años (19). En el Barça sólo se hizo respetar Fermín.

Era la segunda titularidad del brasileño -sustituyó a Lewandowski en la víspera de la visita a Nápoles- y exhibió su falta de ritmo competitivo y de coordinación con sus compañeros. Por muchos vídeos que le enseñen, el hábito se consigue con la práctica, y poco ha permanecido Vitor Roque para ser un referente. Acompañado por Ferran y João Félix, la delantera del Barça era estupenda, aunque sea la tripleta suplente por detrás de Lamine Yamal, Lewandowski y Raphinha.

La resistencia del Cádiz

El árbitro avisó pronto al delegado para que espabilara a los recogepelotas después de que uno de ellos no le diera el balón a Ter Stegen -amonestado luego por perder tiempo- en el inicio del encuentro. No obstante, el Cádiz no se mostró en absoluto especulativo ni pasivo. Ni blando ni permisivo.

Animado por las dos recientes victorias que alimentan la salvación y proactivo al ver la composición azulgrana, quiso ser dueño de su destino y comenzó el partido apretando. Lo acabó igual, peleando por la angustiosa necesidad de huir del descenso, y entre medio flojeó, incapaz de mantener el ritmo, y la consternación lógica del gol de João Félix. El mal menor fue que permaneció a tres puntos de la salvación que marca el Celta, derrotado el viernes por el Betis.