Un empate inesperado, por Toni Ruiz

El partido de anoche es uno de aquellos que sirven para explicar la magia que tiene a veces el fútbol. Lo imprevisible que es. A priori, y viniendo de donde veníamos, se esperaba una contundente victoria de un Barça eufórico, por su remontada espectacular contra el Celta, ante un Mallorca tocado, tras encajar una derrota sonrojante ante el Girona. Y no ha sido así, los locales has empatado y han rozado su primera victoria en Palma, y ante el líder. Larín pudo hacerlo realidad en tiempo de descuento pero uno de los fichajes estrella sigue sin ver portería.

Porque veníamos de donde veníamos, Aguirre agitó el equipo de la forma más inesperada posible, contando como él dijo que no hacia falta motivar a nadie cuando el rival es alguien como los azulgrana. El mexicano dejó en el banquillo a Darder, Morlanes y Larín y dando entrada a Antonio Sánchez, Gio y Abdón, este merecidamente tras sus dos dianas en Montilivi. Una arriesgada jugada, y un aviso a navegantes, que le salió redondo desde el primer minuto y más después de que Sánchez asistiera a Muriqi en el primer gol y Abdón marcara el segundo.

Xavi obligado por la carga de partidos o demasiado confiado, reservó piezas, pensando que el partido maduraría y caería de su parte más pronto que tarde. Cuando quiso cambiar el rumbo, con la entrada de Lamal y Fermín, no le dio para nada más que el empate. Y gracias.

No habido cambio de estilo en Aguirre, si acaso de un 5-4-1 pasó a un 5-3-2, pero sí una garra superlativa, que se debe mantener contra todos los rivales. Solo luchando se sacará esto adelante.

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