¿Qué se juega el deporte español en las elecciones generales del domingo?

Entre tantas materias duras, también entre tantas trivialidades que invitan al debate facilón y superficial, el deporte pasa siempre muy desapercibido en las campañas electorales. Rara vez aparece en los debates televisivos e incluso hay formaciones políticas que ni siquiera lo incluyen como epígrafe en sus profusos programas electorales. Pero el deporte también se juega mucho en las elecciones generales de este domingo y los diferentes agentes de la industria aguardan con interés e inquietud los resultados en los comicios. Todos tienen, por interés práctico más allá del ideológico, un favorito claro. Aunque ninguno se va a pronunciar, claro.

El desarrollo reglamentario de la Ley del Deporte será una de las principales tareas en esta materia a la que se tenga que enfrentar el Gobierno que se forme tras el paso por las urnas este 23J. El nuevo texto legal fue aprobado el pasado mes de diciembre tras largos meses de debate parlamentario y aún más largos años de promesas de los partidos de actualizar el articulado que estaba en vigor desde 1990.

La guerra RFEF-LaLiga

Esa letra pequeña preocupa de manera especial a los dos grandes agentes 'pseudopolíticos' del deporte español, la Real Federación Española de Fútbol y LaLiga. Siempre enfrentadas, cada una tirando de su extremo de la cuerda, las instituciones que presiden Luis Rubiales y Javier Tebas hacen diferentes lecturas de la Ley del Deporte y de cómo se articulará el reparto de competencias del fútbol profesional a partir de ahora. La Liga femenina, con menos músculo y en parte de la mano de la masculina, también aguarda con inquietud lo que ocurra en los próximos meses.

Un tema recurrente en el deporte español es la futura celebración de Juegos Olímpicos, tanto de verano como de invierno. En esta ocasión, sin embargo, las aspiraciones olímpicas están completamente fuera de la agenda. Sobre los invernales, el rotundo fracaso en la confección de la candidatura conjunta entre Aragón y Cataluña para 2030 ha aparcado cualquier proyecto futuro. En cuanto a los JJOO de verano, Madrid siempre lo mantiene como una aspiración a largo plazo, pero sin fecha en el horizonte. Resulta significativo que ninguno de los cuatro principales partidos políticos haga mención a los Juegos Olímpicos en sus programas electorales.

París 2024 y Mundial 2030

Sobre la cita olímpica más inminente, la de París 2024, la labor del nuevo Gobierno será de reducida importancia, ya que todos los programas de ayuda y financiación para deportistas fueron diseñados e impulsados durante la legislatura que ahora termina. Repensar el Plan ADO, sin embargo, será una de las carpetas que esté sobre la mesa en los próximos años, dado el agotamiento del modelo de financiación público-privada vigente desde Barcelona 92.

Tampoco hay referencias entre la batería de propuestas de PSOE, PP, Sumar y Vox a la candidatura para el Mundial de fútbol de 2030. No obstante, este es un proyecto, compartido con Portugal y Marruecos (y quizá Ucrania), que ya está en su fase final y en el que deberá implicarse el gobierno que resulte elegido de cara a la designación definitiva, en septiembre de 2024. Pese a que son las federaciones nacionales las que lideran las candidaturas, el peso político siempre es relevante.

Derechos LGTBI e igualdad

El color del próximo Gobierno sí tendrá incidencia en la participación en el deporte de las mujeres trans. Como ya contó El Periódico de España, el PP pretende apartarlas de las competiciones femeninas. Visión que comparte con Vox, que en una de las dos únicas menciones al deporte que hace en su programa electoral (14 en el del PP, 38 en el del PSOE y 119 en el de Sumar), recoge que "en el acceso a la función pública, [...] así como en los deportes, se vigilará que no se discrimine a ninguna mujer ante hombres que se autoperciban mujeres y pretendan ocupar espacios reservados para ellas".

En materia de igualdad, hay objetivos inaplazables en el deporte para los próximos cuatro años, como la equiparación de condiciones entre hombres y mujeres que practican una misma disciplina (una tarea más de federaciones, ligas y clubes que de Gobierno, en todo caso), la promoción de las mujeres en puestos directivos de diferente índole y el impulso de la visibilidad de las disciplinas deportivas en los medios de difusión públicas. En esta línea, las formaciones de izquierda son más explícitas que las de derechas en sus compromisos electorales.