Tenis

La felicidad de Garbiñe Muguruza alejada del tenis: "Volverá cuando le apetezca, si le apetece"

Cuatro meses después de anunciar un parón “por motivos personales”, la hispanovenezolana de 29 años disfruta de su día a día fuera de la vorágine del circuito y sigue sin dar pistas sobre su futuro 

Daniel Gómez Alonso

Garbiñe Muguruza disfrutando en la Feria de Sevilla acompañada de su pareja y de otras personalidades como los hermano Muñoz (Estopa) o el humorista Jorge Cadaval, de los Morancos. O corriendo una distendida carrera popular junto a Kaká en Herzogenaurach (Alemania). O de vacaciones en Helsinki mientras sus compañeros aterrizan en Roland Garros. O anunciando, radiante, su compromiso matrimonial para el verano de 2024 en la revista Hola.

En definitiva, Garbiñe Muguruza feliz y disfrutando de la cotidianeidad de su día a día alejada de la vorágine de un circuito que le ha dado mucho, por supuesto, pero que acabó quemándola hasta el punto de llevarle a tomar la decisión de parar, desgastada por la presión de una rutina competitiva que le había desdibujado.

Más de cuatro meses han pasado ya desde que la bicampeona de Grand Slam comunicara que no competiría en Abu Dabi por “motivos personales”, como también hizo con las citas posteriores de Doha y Dubái. Poco después, en abril, anunció que ese parón se prolongaría más allá del verano, descartando participar en Roland Garros y Wimbledon, los dos grandes que acumula en su palmarés.

"Pasar tiempo con la familia y los amigos ha sido realmente saludable y sorprendente, así que voy a alargar este período hasta el verano... Me perderá la temporada de tierra batida y hierba. Gracias por todos los mensajes encantadores y os mantengo al tango", dijo en su último mensaje sobre el tema, en el que se mostraba más que satisfecha con su nueva rutina.

La ex número uno del mundo, campeona también del torneo de maestras, eligió entonces una vida de una persona de 29 años. Y por lo que parece y ella misma ha transmitido, acertó de pleno. Tanto que, a estas alturas, con Wimbledon a la vuelta de la esquina y la fecha que puso como tope acercándose, Muguruza no ha dado pistas sobre una hipotética fecha de regreso a las pistas ni sobre lo que le deparará el futuro.

“No hay por qué pasarlo mal, no hay necesidad. Volverá cuando le apetezca, si es que le apetece”, deslizaba alguien cercano a la tenista de 29 años durante la celebración del Masters 1.000 de Madrid, sin dejar del todo claro si en el horizonte de la tenista hay una intención rotunda de volver a jugar próximamente.

2022, punto de inflexión negativo

"Sinceramente, no sé el 100% por lo que está pasando Garbiñe, pero me lo puedo imaginar, y empatizo mucho con eso. La salud mental es muy importante en este deporte, la gente no es consciente de lo difícil que es, me sabe muy mal ver que está retrasando su vuelta", aseguraba entonces Paula Badosa sobre su compañera. “Para mí siempre ha sido un ejemplo a seguir, ha tenido una carrera admirable. Tenemos una buena relación, le escribí para ver si estaba bien. Ojalá esté de vuelta pronto, el tenis español la necesita”.

Desde que se coronó maestra a finales de 2021, conquistando las Finales celebradas en Guadalajara (México), la trayectoria de la hispanovenezolana se había convertido en un quiero y no puedo, repleta de momentos de agonía en la pista, con el brazo encogido y la cabeza en vilo.

Al contrario de lo que podía esperarse, esa victoria se convirtió en un obstáculo para Garbiñe, llenando su camino de dudas, baches y un impropio número de derrotas en rondas demasiado precoces. En 2022, apenas fue capaz de sumar 12 victorias y cayó derrotada en 17 ocasiones. En total, un 41% de partidos ganados en 2022, su peor porcentaje desde que es profesional. Y el cambio de año no mejoró la situación, llevándola a un punto de no retorno.

Nunca ha escondido la hispanoveneolana tener alicientes fuera del deporte y, de hecho, ha insinuado en más de una ocasión su deseo de no prolongar en exceso una carrera que le ha tenido desde los tres años pegada a una raqueta. Ahora, alejada de las pistas desde febrero y fuera ya del top-150 mundial, intenta depurar la mente marcando sus propios tiempos. “No me veo jugando a los 30 y largos”, avisaba hace unos años Garbiñe, que en octubre se adentrará en la treintena con su carrera, de momento, en stand-by, y en búsqueda de recobrar el apetito competitivo. O no, puesto que todo dependerá de encontrar su propio camino hacia la felicidad.

El precedente de Osaka

El caso de Muguruza es un ejemplo más de los múltiples que se han presentado en los últimos tiempos en el circuito. La gestión de las expectativas, unida a la presión social y el escrutinio diario de las redes, se ha convertido en un cóctel explosivo que ha afectado a varios tenistas en los últimos años. 

Naomi Osaka, exnúmero uno mundial y campeona de cuatro títulos del 'Grand Slam', el italiano Matteo Berrettini o la propia Muguruza son algunos de los nombres destacados que han puesto el foco en visibilizar el problema de la salud mental, hasta hace no tanto escondido. La última ha sido la estadounidense Amanda Anisimova, de tan solo 21 años, 46º en el ranking WTA y una de las grandes promesas de tenis estadounidense desde hace años.

 “Realmente he estado luchando con mi salud mental y agotamiento desde el verano de 2022. Se ha vuelto insoportable estar en torneos de tenis. En este punto mi prioridad es mi bienestar mental y tomar un descanso por un tiempo. He trabajado tan duro como he podido para superarlo", explicó Anisimova en sus redes.

Más crudo fue en la descripción de su caso el australiano Nick Kyrgios, uno de los chicos malos del circuito, que reconoció recientemente que en 2019 pasó por un bache que le llevó a lidiar con pensamientos suicidas tras perder con Rafael Nadal en la segunda ronda de Wimbledon 2019.

"Esa presión, tener esa expectativa de 'todos los ojos en ti'... no podía lidiar con eso. Odiaba el tipo de persona que era. Estaba bebiendo, abusando de las drogas, odiaba el tipo de persona que era", dijo en el documental 'Break Point', que cubre su camino hasta la final del grande londinense en 2022 y se emitirá próximamente en Netflix. "Perdí en Wimbledon. Me desperté y mi papá estaba sentado en la cama, llorando en toda regla. Esa fue la gran llamada de atención para mí. "Me dije: ok, no puedo seguir haciendo esto", reconoció el australiano, que tras ese episodio tuvo que pasar un tiempo ingresado en un hospital psiquiátrico en Londres.