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Fútbol

Rafel Sastre: «Pagar 200 millones por un jugador es ridículo y exagerado»

El mallorquín, histórico capitán del Sporting de Gijón, está desvinculado de su antigua profesión: «Trabajo en una panadería que era de mis padres; estoy totalmente alejado de la burbuja del fútbol, no es lo mío»

Rafel Sastre saluda a Abelardo en Son Bibiloni. @realsporting

El mallorquín Rafel Sastre (Binissalem, 46 años), uno de los históricos capitanes del Sporting de Gijón, visitó el miércoles Son Bibiloni para disfrutar del amistoso entre su exequipo y el Mallorca, con el que ascendió a Segunda con el filial. Con los asturianos fue protagonista en el salto a la Primera División en la temporada 2007/2008, categoría en la que debutó con 33 años. También jugó en el Cádiz y en el Atlético Baleares. Ahora está alejado del mundo del balón.

¿Cómo le va la vida después del fútbol?

Bien. Estoy en un negocio familiar. En una panadería. Era de mis padres.

No es habitual esos esfuerzos en un exjugador con la vida hecha.

Yo no gané tanto dinero como para no hacer nada. Y es un negocio familiar. Lo quiero. Jugué al fútbol gracias a él: trabajando ahí tenía libertad y podía entrenar. Lo quiero. Se lo debo.

¿A qué hora se levanta?

A las 4 y media, 5, 6... Depende.

¿Qué le toca hacer?

Mi hermano hace el pan. Yo me encargo de tema de ensaimadas y repostería. Y mi hermana hace las sopas mallorquinas. Nos repartimos el trabajo.

¿Está alejado de la burbuja del fútbol?

Totalmente.

¿Desencanto?

No es lo mío. De jugador ya, y no… No me gustaba mucho. Me gustaba jugar, competir, pero luego no es lo mío. Ese ambiente no va conmigo. Yo no quiero eso. Lo dejé. Desconecté totalmente.

¿No ve nada?

No. Pero no lo hacía cuando jugaba. Si tengo alguna duda, pregunto a mi hijo: él sí lo sigue.

¿Qué le genera rechazo? 

Todo es un desfase. Cuando lo dejé tuve claro que quería esto (trabajar en la panadería), pero pensaba: «A lo mejor querré volver». ¡Qué va! Para nada.

Ahora un chaval de 16 años se compra un Ferrari con su primer sueldo.

No me gusta. Yo no lo haría. E intentaría que mis hijos no lo hiciesen. Con 17 años no sabes lo que te puede venir: hay que tener perspectiva y pensar en el futuro. Lo que hoy es blanco, mañana es negro. El Ferrari a lo mejor vuela.

Niños de 10 años con agentes…

El otro día lo hablaba con un amigo, que tiene un chico jugando al fútbol jovencito. Está en contra de eso, pero me dijo: «Si no lo haces, no llegas, te quedas detrás».

Hay clubes que pagan 100 o 200 millones por un traspaso.

Está montado así, pero es absurdo. Ridículo. Exagerado. Hay gente que sufre y un club paga 200 millones por un jugador. Es una gilipollez.

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