El Shamrock Rugby Club arranca este fin de semana una nueva temporada en las competiciones de la Federación Catalana. Tras su exitoso debut en la campaña anterior, proclamándose campeón de Segunda y logrando el ascenso, las mallorquinas abren el curso este sábado (15:00 horas, en el campo del Inef Lleida) con la Copa Catalana de Primera, que se disputa hasta diciembre.

Sin, por ahora, posibilidades de disputarse una liga balear, el Shamrock afrontó el año pasado el reto de jugar en Cataluña. Una aventura muy exitosa y que ha llevado al club a solicitar de nuevo un hueco en la Liga Catalana.

"La temporada va a ser exigente y complicada por los rivales que nos esperan; no obstante, la encararemos con mucha ilusión y compromiso", explica el técnico Ángel Crespo. "Llevamos trabajando desde julio la preparación de la temporada, teniendo más de 25 jugadoras cada entrenamiento", añade. Ahora mismo son 37.

Al respecto, el equipo ha crecido este año, manteniendo su bloque e incorporando a un buen número de jugadoras. "Algunas se han marchado del Shamrock, pero han regresado otras, formadas en sus orígenes en el club, tras buenas experiencias en División de Honor y otras ligas potentes de le península", dice el técnico, que agrega: "Y han llegado nuevas jugadoras muy prometedoras de la isla que comienzan por primera vez en el rugby". Además, también se han reforzado con varias jugadoras procedentes de equipos de la península.

"El objetivo es competir de la mejor forma posible contra clubes de más nivel, con un equipo algo más consolidado tras la pasada temporada; y llevar fuera de nuestra isla una gran imagen del rugby femenino balear a la península", afirma Crespo.

"Vamos a por todas. Primero a por la Copa y luego a intentar ganar la Liga", sentencia Aitor Gorrotxategi, exinternacional español y ahora delegado del equipo femenino, coordinador de la base y miembro de la directiva del Shamrock. "A pesar de la falta de apoyo de la FBR (federación balear) y el débil apoyo de las administraciones públicas, seguiremos adelante, luchando por la igualdad de oportunidades y para que el deporte balear pueda optar a seguir vivo a nivel nacional", concluye el directivo.

Como siempre, uno de los problemas es económico. Los viajes costarán unos 15.000 euros, y eso que las jugadoras se pagan el autobús y las comidas. Hasta diciembre se podrá competir.