El gallinero

Lo que fue y no fue

Imagen de ‘Las niñas zombie’.

Imagen de ‘Las niñas zombie’.

Rafel Gallego

Rafel Gallego

Difusos son los límites, quizá, entre lo que fue y no fue en esta historia, la de Celso (Giménez) el creador de Las niñas zombi, la de Celso, el abuelo. Real, claro que sí (porque pasa, se ve, se cuenta y los espectadores lo ven, lo oyen), pero del todo verdadero, puede ser, el relato narrado, bailado, tarareado, cantado, reido, de las tres jóvenes que habitan la caja-cabaña-escenario: Natalia Fernandes, Teresa Garzón y Belén Martí Lluch –que vuelve a casa después de la maravillosa Para tres jinetes-. Responden ellas con sus propios nombres cuando hablan los personajes, para añadir dudas, tal vez, a los citados límites. Un cuento de guerra, o sobre la guerra, o contra la guerra... fantástico o no, sobre un hombre que ocupó la identidad de otro, o no; sobre un bosque que albergada misterio, secretos, dolor. Se dice en el afiche de la obra, y lo explica Celso (el creador, el nieto) al inicio de la función,–y se sobretitula, por si algún espectador tiene la tentación de despistarse- que la primera generación que sufre un trauma no habla de lo que les ocurrió porque necesita encapsularlo; que la segunda tampoco, pues ha vivido el shock de sus padres demasiado de cerca; y que es la tercera la que puede adentrarse en la memoria de sus mayores. Ahí están ellas, para asumir la herencia, evocar la memoria –artefacto tramposo, siempre– investigar y quedarse con las ganas de saber, o puede que no, más sobre esos hombres, eses bosque… y sobe ellas mismas. Puede que Celso heredase solo un nombre, puede que también una ideología, presente, por suerte, de su abuelo,y puede que lo que vimos en Principal de Palma el pasado sábado fuese un ejercicio de reparación bien interpretado, bien resuelto y envuelto en una sugerente puesta en escena.

Celebremos que el sector (de las escénicas) se une entorno a unos premios que surgen para reivindicar y reivindicarse. La AAAPIB (Associació d’actrius i actors de les Illes Balears) repartirá reconocimientos el 30 de junio. Ya hay nominados, para calentar motores. Bad moon, Les maleïdes, Els dies bons y Dama dictadura optan al mejor espectáculo del 2023, y muchos nombres propios, puro talento local, que dan lustre a unos oficios que vuelan desde hace más de una década quiere hacerse notar, más allá de los escenarios.

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