Entrevista

La actriz María Pujalte: «En la familia es difícil hablar sinceramente de emociones»

La conocida intérprete protagoniza 'Tan solo el fin del mundo', sobre el regreso al hogar de la infancia, que se representará el domingo en el Teatre Principal de Palma

«Las ‘kellys’ limpian las habitaciones, pero no tendrían por qué recoger la porquería de los clientes. Es algo extrapolable, los ciudadanos deberíamos comportarnos en cualquier situación»

María Pujalte y Eneko Sagardoy (Louis) en una escena de la obra

María Pujalte y Eneko Sagardoy (Louis) en una escena de la obra / Vanessa Rabade

Raquel Galán

Raquel Galán

¿Qué le atrajo de Tan solo el fin del mundo?

El texto era un reto para mí porque es complejo abordarlo, debido a cómo ha sido escrito. El autor, Jean-Luc Lagarce, tiene un estilo muy particular. El modo en que hablan los personajes se asemeja a recitar versos, pese a que no lo son, y más allá de que se trate de monólogos o de soliloquios, son frases muy repetitivas. La dificultad de la representación era un reto. Además, me apetecía muchísimo trabajar con Israel Elejalde, el director, ya que no lo había hecho nunca; el equipo de la compañía es maravilloso y el tema de la obra es el eterno tema teatral de la familia.

¿Por qué regresar a la familia cuando se acerca la propia muerte, después de haber huido de ella?

Me imagino que cuando a una persona le comunican la noticia de que se va a morir, que no hay solución, todo cambia. No creo que quienes no hemos estado en dicha tesitura podamos entender el alcance de vivir esa situación. Supongo que volver a la familia cuando uno ha querido poner distancia durante mucho tiempo, por los motivos que sean, es casi un reencuentro inevitable en tu camino de despedida.

¿Es necesario saldar cuentas con los allegados?

Nos guste o no, tenemos una familia, y no es algo que se elige, sino que te toca. Es casi el único azar 100% puro que tenemos en la vida, la familia donde nacemos. Las relaciones que se establecen en ella son complejas, profundas, en las que se produce al mismo tiempo un conocimiento muy grande y un desconocimiento también muy importante. En la familia es difícil hablar de forma sincera de emociones y por ello en la obra no sabemos si cuando vuelve el protagonista trae más encuentro o desencuentro. En cualquier caso, saldar cuentas también es inevitable. El texto de Lagarce, que es en cierto modo autobiográfico, apenas da voz a este personaje, sino que se la da a la familia. Al dejarles hablar, yo creo que de alguna forma él está expiando sus posibles culpas o lo que piensa que hizo mal.

La dramaturgia es básica para dar forma a un personaje, según sus palabras. ¿En qué lugar sitúa la interpretación?

Los intérpretes memorizamos un texto que está escrito por una razón y de una manera concreta, es decir, con un contenido y un continente, con una ética y una estética. Por lo tanto, cuanta más calidad tenga el texto, será más auténtico y más complejo para los actores darle la verosimilitud que requiere. Cuando cae en tus manos algo bien escrito, dices: ¡Ufff! Te lleva a lo verdadero, es una maravilla, aunque después piensas: Ahora me toca a mí, a ver cómo lo expreso. Muchos textos teatrales tienen ese añadido con una intención más artística, más poética, y al final somos nosotros los que debemos hacer posible el hecho teatral.

Le encanta el trabajo de la voz. ¿En escena es lo que más transmite?

Para mí como intérprete todo parte de la voz. De ahí surge lo fundamental, la palabra hablada, nuestra herramienta, y a partir de eso se desarrolla el cuerpo, las emociones y todo lo demás.

Con su experiencia en la serie Vota Juan, ¿hasta dónde cree que puede llegar la política tras lo visto en los últimos tiempos?

Disfrutábamos mucho porque era una sátira fantásticamente escrita por Diego San José. Sin embargo, nos dimos cuenta de que tal vez no tenía tanta sátira, debido a que la realidad supera la ficción siempre y, en cualquier caso, todo el mundo estamos en este carro.

Vuelve a estar de actualidad el me too en la escena española tras la denuncia de 14 mujeres al dramaturgo Ramón Paso.

Son caminos que se abren y hay que ir andándolos.

Los misterios de Laura fue cancelada por RTVE por los «costes prohibitivos», alegaron. Ahora han contratado a David Broncano por 28 millones. ¿Qué hay que hacer en televisión con dinero público?

Precisamente una serie como Los misterios de Laura, que a mí siempre me ha parecido perfecta para una televisión pública. Está escrita de forma muy inteligente y es un entretenimiento clásico, una serie de toda la vida, amable, familiar y ajustada en cuanto a presupuesto, por lo que no sé quién afirmó eso. A pesar de que se canceló y transcurrieron diez años o más sin grabarla, tuvimos la gran fortuna de que el público estuviese de nuestra parte desde el principio, algo que casi siempre es lo más difícil de conseguir en este negocio. Gracias a que los espectadores han seguido apoyándonos todo este tiempo, resulta que vamos a grabar más capítulos. Esta es la noticia.

¿En la reciente serie Las invisibles contaron con una asesora para dar vida a las kellys. ¿Qué les dijo sobre las cargas de trabajo que sufren?

Tuvimos a Rocío, que fue maravillosa, y entre otras cosas nos habló de lo que supone trabajar como camareras de piso, de los tremendos abusos por parte de los hoteles y de la necesidad que tienen de estar más amparadas por la normativa. Nosotras al final somos actrices que rodamos una serie, por lo que no podemos hacernos una idea de lo que supone trabajar durante décadas deslomadas, esclavizadas, con problemas de salud, de espalda, de estrés, etc. Y eso que a ella le gustaba su trabajo, pero no las condiciones.

Peor aún si es un hotel de Magaluf lleno de hooligans.

Nos comentaba que no es lo mismo entrar en una habitación que es una auténtica leonera y a cualquier persona decente se le caería la cara de vergüenza o en una donde esté todo recogido. Las camareras entran a limpiar el cuarto, pero no tendrían por qué recoger la porquería del cliente. Esta situación es extrapolable a cualquier otra. Los individuos deberíamos concienciarnos de que, aunque no tengamos nada que ver con un hecho concreto, como puede ser la carga laboral de las camareras de hotel, hay una actitud, una forma de ser y comportarse como ciudadanos que se aprende y debe aplicarse en todas las circunstancias en las que nos encontramos.

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