Cine

Susana Campos, los ojos de 'La sociedad de la nieve': "Los actores sufrieron casi tanto como los supervivientes"

La española colaboró como optometrista en la película nominada a los Oscar sobre la tragedia de los Andes: "Es un orgullo pensar que has formado parte de algo tan grande"

La asturiana que conoce los secretos del rodaje de "La Sociedad de la Nieve": "Los actores sufrieron casi tanto como los supervivientes"

La asturiana que conoce los secretos del rodaje de "La Sociedad de la Nieve": "Los actores sufrieron casi tanto como los supervivientes"

A. Rubiera

"Lo que hace Bayona en el cine con ‘La sociedad de la nieve’ es increíble. Cuida cada detalle mínimo. Hasta niveles terribles. Si la historia de lo que vivieron los supervivientes es tremenda, lo que pasaron esos actores durante el rodaje no lo es menos; sufrieron lo suyo porque todo tenía que ser lo más real posible. Durante los largos rodajes en Sierra Nevada, con un frío que pelaba, ni podían llevar camisetas térmicas y los veías cómo tiritaban; cada lunes los pesaban para controlar cómo iba su pérdida de kilos, y así todo".

Lo sabe bien y lo cuenta con enorme admiración la optometrista Susana Campos, que aún sigue pellizcándose por haber podido formar parte del equipo de apoyo de "La sociedad de la nieve", el nuevo éxito cinematográfico de Juan Antonio Bayona. Una película que competirá en los "Oscar" con dos nominaciones y que desde su estreno a primeros de año no ha hecho más que acumular espectadores en todo el mundo que admiran cómo el director español ha vuelto a contar la tremenda historia del equipo de rugby uruguayo cuyo avión se estrelló en los Andes en 1972. Se les dio por muertos, pero 16 de sus miembros sobrevivieron 72 días en condiciones extremas.

Campos, lenense de nacimiento y vecina de Oviedo, se siente una total afortunada porque su pequeño aporte es suficiente para hacerla sentir "con orgullo, que he formado parte de algo muy grande". La suya ha sido una colaboración tan simbólica como ponerles lentillas a los actores argentinos Agustín Pardellas –Nando Parrado en la película–, Alfonsina Carrocio –Susy Parrado– y Esteban Bigliardi –Javier Methol–. Lentillas esclerales –"especiales, más grandes que las normales", dice–, que han permitido a los actores simular los derrames que sufrió Parrado derivados de la grave lesión craneal que le provocó el impacto del avión, las quemaduras de los ojos provocadas por el reflejo del sol en la nieve, o que ayudan a generar esos "ojos velados" que tienen los moribundos.

Campos, que es dueña de una óptica llegó al cine hace algunos años de la mano de su amigo Adrián Castañeda.

"Adrián tiene una tienda de moda al lado de mi óptica y también trabaja mucho colaborando en producciones de cine y consiguiendo todo lo que se necesita para un rodaje. Un día me dijo que necesitaban una optometrista para una película que se iba a rodar en Asturias y que si me animaba", relata Susana Campos. Esa primera incursión fue en "El secreto de Marrowbone" (2017), del director Sergio G. Sánchez, y también contaron con ella para la serie "Alma", del mismo director, rodada igualmente en la región.

Hace unos meses su amigo volvió a decirle que necesitaban de sus servicios. "Pero como era para un rodaje en Granada, era complicado. Con dos ópticas, dos hijos..., no me parecía fácil", explica. Hasta que en otra llamada le insistió en que la necesitaban "con urgencia". La amistad y los ánimos de su marido hicieron el resto, y Susana Campos acabó pasando una semana en Granada, trabajando en una nave levantada especialmente para el rodaje en la estación de Sierra Nevada.

Le dio tiempo "a pasar frío", y eso que llevaba todo tipo de prendas adecuadas; a admirar el trabajo que hacían Bayona y su equipo, así como la cantidad de efectos especiales que requirieron –"había orejas y piernas por todas partes..., la caracterización fue un trabajo increíble"–; ayudó a formar a otros compañeros que se iban a quedar más tiempo y hasta acabó "sufriendo un poco por aquellos actores tan chavalinos" que se metían en un papel de enorme sufrimiento físico y psíquico. Y de regalo se llevó una buena amistad con Agustín Pardellas, "que es un diez como persona".

Al final tuvo que pasar más días en Madrid, en los estudios de Netflix, "porque cuando ya parecía que estaba todo, a Bayona algo no le acababa de gustar y volvió a grabar parte del accidente", relata la asturiana. Ahí las jornadas fueron de "doce horas y más, seguidas, trabajando", rememora Campos. Todo lo da por bien invertido porque "La sociedad..." solo le está dando alegrías. La película montada, que vio en un cine en Gijón con su marido, le pareció "brutal". Tanto que "pasé llorando media peli". Unas lágrimas que se convirtieron en orgullo cuando vio su nombre en los créditos. Y desde entonces la sensación se ha ido amplificando "porque la respuesta de la gente ante esta película es increíble; ha desatado una locura en todas las edades. Mis hijos y mi madre están emocionados, y toda mi familia... Y yo estoy en una nube". No es para menos.

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