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Júlia Colom, Mejor Disco del Año en los Premis de la Música Balear: «Aún estoy buscando mi lugar en el circuito musical»

La cantante de Valldemossa ha publicado a sus 26 años, tras una década en activo, su primer disco, ‘Miramar’, un debut ensalzado por la crítica que será distinguido este viernes en el Teatre Principal de Palma

Júlia Colom, cantante, compositora

Júlia Colom, cantante, compositora / Manu Miltru

Vaya un estreno: álbum de debut y título de Mejor disco del Año en los Premis de la Música Balear-Enderrock. 

No me lo esperaba. Sabía que existían las críticas, las reseñas, los premios, pero no es algo que me planteé cuando decidí hacer Miramar. Un disco que me pone en un camino en el que estoy viviendo cosas que solo me las daría este disco. Con él estoy aprendiendo a ponerme en el centro de mi propia vida. Siento que es un trabajo muy redondo, con dos partes, la más reflexiva, hacia mí, y otra más expansiva, hacia los demás. 

A muchos de sus seguidores la espera de este primer disco les ha resultado muy larga. ¿También lo ha sido para usted?

Yo también notaba que los tempos que estaba siguiendo no eran los que veía a mi alrededor. Para mí era muy importante sentir que podía terminar mis estudios, que podía concentrarme en ellos. Yo siempre he estado activa en la música, nunca he dejado de hacer cosas. El disco era un trámite más en mi vida. Era raro tener conciertos, que la gente me viniera a ver y que luego no pudieran escucharme en el mundo digital. Con la contratación de conciertos también me pasaba que me decían: «Si no estás presentando ningún proyecto discográfico no puedes tocar». En este sentido sentía que se me estaban cerrando puertas. 

¿Ha encontrado ya su lugar en el circuito musical?

Aun lo estoy buscando. Depende tanto de la música que hagas… y en mi caso yo no tengo claro ni me preocupo demasiado por el qué voy a hacer. Eso de encontrar un sitio y quedarme ahí no va con la carrera que quiero para mí. Supongo que el público, y también los periodistas y la crítica, irán poniéndome en el lugar que me corresponde. 

En el disco se pueden escuchar varias júlies: una folk, una tradicional y otra más experimental, más electrónica. ¿Es la suya una personalidad poliédrica?

Sí. Las personas somos así, no somos una sola cosa, con un solo gusto y fáciles de clasificar. Somos complejos. Yo lo he vivido con mucha naturalidad porque dentro de mí todo eso convive. Para mí era importante poderlo enseñar en un primer disco, quería explicar quién soy. 

Cuénteme quién es Júlia Colom pero empiece por el principio. ¿Recoge algún testigo familiar?

Si pensamos en el concepto de músico de hoy en día no hay ninguno en mi familia. Es verdad que mi abuelo paterno vivía la música como se vivía antes, que te decían que no eran músicos pero se sabían 400 canciones, entonaban muy bien, sabían cantar delante de la gente… Mi abuelo era químico pero también era ese tipo de músico, y tenía muy buena voz. Con él canté mucho de pequeña, fue el quien me enseñó la Sibil·la cuando tenía 7 años. 

Júlia Colom

Júlia Colom / @adriacanameras

¿Por qué un título como Miramar?

Porque ese lugar situado entre Valldemossa y Deià, un monasterio en el que Ramon Llull fundó una escuela, es un sitio al que he ido toda mi vida, desde pequeña. Para mí es un lugar telúrico, bastante bucólico, con sus olivos, al lado del mar… A medida que fui creciendo fui viendo que ese lugar, que conecta con cosas profundas, pues tiene un nombre que se ha explotado muchísimo en el mundo de la hostelería: apartamentos Miramar, hostal Miramar. Souvenirs Miramar… Es el nombre más cliché y suele representar el mundo trash turístico. Dentro de mi imaginario representa lo especial y único que es ese lugar en el mundo, pero la moneda tiene esa otra cara. Es la realidad de Mallorca, esa doble lucha de disfrutarlo y sufrirlo al mismo tiempo. 

¿Cree que el turismo, entendido como plaga, pone en peligro las tradiciones de la isla?

Más que ponerlas en riesgo de desaparición lo que hacemos es un espectáculo, un show para que los turistas se entretengan. No veo positiva de ninguna de las maneras la sobrecarga turística. 

¿Ha venido este verano a Valdemossa?

Claro, y tengo que mentalizarme mucho antes de llegar a Valldemossa. Creo que todo el mundo la sufre (la sobrecarga turística) y cuando te modifica tu día a día, lo sufres más.  

«Les digo que soy de Valldemossa y automáticamente me piden si tengo mucha pasta», cuenta en TikTok.

Es algo que pasa realmente. Y no quiero que piensen eso porque no es la verdad. La gente no lo sabe y una puede ser de Valldemossa y ser una persona normal. No es que Valldemossa sea mi residencia de verano, es que yo soy de allí de verdad.

¿Todavía quedan valldemossins en Valldemossa?

Sí (risas), y también viene gente de otros lugares a vivir a Valldemossa que se involucran con el pueblo una pasada. Ahora mismo hay mucha gente de fuera que realmente activa Valldemossa, y eso es algo muy bonito.

¿Qué le llevó hasta Barcelona con 17 años?

Unas ganas de aprender que me moría, lo vivía como una obsesión. Con esa sed me fui a Barcelona, y ahí sigo, no es algo que se agote.  

En Barcelona se formó en el Taller de Músics. ¿Qué le enseñó el jazz? 

El jazz me ha dado la capacidad de entender la música más allá de lo que yo ya veía. Lo entiendo como el género más completo en la música moderna. Le estoy muy agradecida al jazz por todo lo que me ha enseñado. 

Seguro que le presionan y ya hay quien le exige nuevas canciones.

Yo voy con el discursito en marcha de «por favor, este ritmo no lo quiero para mí». Quiero que se respete el duro trabajo que he hecho, darle un espacio digno, e intentar dentro de mis posibilidades seguir mi propio tempo. Sé que dentro de esta industria es difícil porque el ritmo general es otro. 

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