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Vicky Luengo, actriz: «Tenemos que dejar de pedir a las mujeres que hagan obras maestras»

La actriz mallorquina ha formado parte del jurado del Atlàntida Mallorca Film Fest que entregará el premio esta noche

Vicky Luengo, actriz y jurado del AMFF, en el Parc de la Mar.

Vicky Luengo, actriz y jurado del AMFF, en el Parc de la Mar. / Enrique Calvo

Dice encontrarse en un «momento privilegiado» de su carrera. Un momento por el que Vicky Luengo lleva trabajando desde que empezara a ejercer como actriz hace una década. Ahora, visita Mallorca, la isla donde nació, como jurado del Atlàntida Mallorca Film Fest, que entregará el galardón a la película seleccionada hoy, domingo 30 de julio, en la gala de clausura.

¿Cómo ha visto la selección de películas de este año del Atlàntida Mallorca Film Fest?

Con un proyector en mi casa (risas). Hay una muy buena selección este año, con fotografías maravillosas. Me han parecido películas muy buenas, aunque tengo tres favoritas. Todavía no hemos deliberado, lo haremos después de esta entrevista. Es muy interesante lo que propone el Atlàntida: un jurado profesional joven, junto a un jurado de estudiantes de cine y, sobre todo, un jurado sin presidente en el que todos tienen el mismo voto.

¿Qué debe tener un filme para destacar?

Es un compendio de muchas cosas, aunque mi verdad no es la absoluta. La primera es que me despierte una emoción, que haya algo que me haga sentir. La segunda, que el lenguaje sea coherente con la vida, que me crea lo que vea, las acciones de los personajes, sus decisiones, y a los actores.

¿Es importante que el cine mueva?

El cine es una herramienta muy importante de transformación. Para mí, es una forma de ver el mundo desde unos ojos que no son los tuyos y esto hace que la gente amplíe su punto de vista, su postura frente al mundo.

También ha hablado de lenguajes, ¿qué mensajes le suelen calar con más profundidad?

Como actriz, estoy en un punto de mi vida en el que intento escoger proyectos que tengan una coherencia con la forma que tengo de ver el mundo, política y personalmente. Como espectadora, me impactan más mensajes cotidianos, el pacto de la vida, porque esta tiene muchas formas. Me impactan las películas donde veo conflicto humano, en las que parece que estoy viendo el cerebro de una persona, donde el director o guionista ha diseccionado con un bisturí la mente y el comportamiento humano.

Muchas de las obras que se presentan en el AMFF son óperas primas, ¿qué tiene que decirles a aquellas personas que se enfrentan por primera vez a un proyecto cinematográfico?

Soy muy mala dando consejos (risas). Para dedicarte a la industria hace falta mucha vocación, porque a veces es muy dura. Sí te podría decir lo que yo habría hecho mejor: habría visto más cine cuando era joven. Si lo hubiera hecho, mi forma de trabajar habría sido distinta.

Hay lugares donde, a diferencia de las grandes ciudades, no es tan accesible.

El cine tendría que llegar por igual a todas las partes del mundo. Con Suro, he intentado acompañar la película desde a un pueblito de Jaca hasta a San Sebastián, al Festival Internacional de Cine. El acercar el cine es una labor que está llevando a cabo, por ejemplo, plataformas como Filmin, donde se puede acceder a cine de mucha calidad.

Si no hay cine, tampoco hay referentes, ¿cómo ha afectado al papel de la mujer en la industria?

Si cuando tú te quieres dedicar a algo no ves que alguien como tú se esté dedicando a ello, no crees que lo puedas hacer. Las mujeres deberían poder ver a otras mujeres, pero en la historia han sido tapadas. Esto ocurrió después de que la industria del cine entrara en Wall Street y los hombres empezaran a tomar decisiones sobre las producciones, aunque las pioneras fueran mujeres. Antes me han preguntado a qué director le daría un premio y he hablado de Josefina Molina, directora de Función de noche, una película de los 80. Fue una cinta supermoderna y transgresora, pero se la criticó mucho y no aparece en las listas de mejores películas de la historia aún siendo una película extraordinaria.

¿Cuál ha sido su experiencia como mujer que se dedica a la actuación?

Yo vivo la profesión desde un momento privilegiado donde las diferencias entre hombres y mujeres se notan menos. Observando el exterior, sin embargo, creo que queda trabajo, pero vamos por buen camino. Por ejemplo, considero que no nos deberíamos fijar tanto en los números, como el porcentaje de mujeres que logran algo, sino en los discursos de la gente. Hay directores de 50 años enfadados porque «si no eres mujer no te dan una subvención». Se debería hablar más de eso, del porqué de esta violencia ante los cambios que están sucediendo. Deberíamos compartir un discurso. Si no todo el mundo entiende las nuevas estructuras, el cambio será más lento. Hemos roto muy bien el muro pero empecemos a hablar con la gente que se incomoda.

Mucha gente se ha incomodado en este sentido con el reciente estreno de Greta Gerwig, Barbie.

Barbie es una película que me hubiera encantado ver con 15 años. Hay gente que dice que su humor es absurdo o que es una capa muy superficial del feminismo. Llevo 32 años tragándome «caca, culo, pedo, pis» de hombres y la gente se meaba en el cine. Como mínimo, deja que me ría de algo que sí, puede ser básico, pero como mujer me hace gracia. Cuando fui a ver Barbie, se escuchaban carcajadas de mujeres en el cine. Dejemos de pedir a las mujeres que hagan obras maestras. Es una película que está volviendo a llenar las salas de cine así que bravo, no tengo nada más que decir.

Estuvo nominada a un Goya por su papel en Suro, que ha mencionado antes. No se lo llevó pero no lo sintió como una derrota.

Para nada, estar nominada era el premio para mí. No me lo esperaba. Era un año muy competitivo y la película no había tenido tanto recorrido como otras, o al menos eso pensaba. Fui a la gala sabiendo que no me lo llevaría. No trabajo por los premios, pero es algo con lo que fantaseas de pequeña. Me lo tomé como un abrazo de mis compañeros de profesión.

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