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La nieve, en peligro de extinción en Mallorca

Desde hace más de un siglo la temperatura global de la Tierra aumenta, y 200 años de ciencia y otros tantos de emisiones pasan factura al medio ambiente.

Serra des Teixos. Febrero de 2018

Serra des Teixos. Febrero de 2018

La nieve, un fenómeno meteorológico ligado a la historia de Mallorca, tiene los años contados en la isla. Desde hace más de un siglo la temperatura global de la Tierra aumenta, y 200 años de ciencia y otros tantos de emisiones pasan factura al medio ambiente. El clima balear del siglo XXI, por efecto del cambio climático, cambiará, ya lo está haciendo, y ya no se producirán tantas entradas frías en el invierno, con lo que «una nevada pasará de ser un hecho curioso como lo es ahora a ser excepcional», afirma Miquel Salamanca, montañero, geógrafo, climatólogo, hombre del tiempo en IB3 y coautor, junto a Lluís Vallcaneras y Bartomeu Bonet, de El llibre de la neu (Gorg Blau, 2022). La Serra de Tramuntana, el territorio donde se da este tipo de precipitaciones, también está viendo su paisaje modificado, y aquellas construcciones que durante centurias estuvieron dedicadas al comercio de la nieve, desaparecerán por desidia de las instituciones. De las 52 cases de neu catalogadas, tan solo dos han sido rehabilitadas por el Consell

«Todo hace pensar que la nieve en el Mediterráneo en general y en Balears en particular se va a reducir entre un 20 y un 50 por ciento a finales de este siglo. Probablemente las generaciones que nos sucedan verán menos nieve por el cambio climático», predice Salamanca.

jk

Imagen alpina del Morro den Pelut tras una intensa nevada en la Serra de Tramuntana

Un libro sin precedentes

El llibre de la neu es una obra sin precedentes, un volumen de cerca de 300 páginas, con fotografías espectaculares (de los últimos años y del pasado, algunas referidas a las grandes nevadas de 1917 y 1956), que «pretende acercar a todos, «desde los pocos avezados en el tema hasta los expertos», la magia de la nieve en Mallorca» y que conecta con toda una serie de artículos científicos sobre el tema publicados hasta ahora, como puedan ser los de Vallcaneras, centrados en las cases de neu; los de Pérez Segura, sobre la Pequeña Edad de hielo; o los de Gorrías. No había ningún libro dedicado a la nieve en Mallorca, hasta ahora, «un hecho curioso, porque la nieve siempre ha despertado mucho interés en la isla», apuntan sus responsables.

Todos los mallorquines quieren ver la nieve de cerca pero como afirma Miquel Salamanca, «hay muy poca gente que sepa ya no solo qué es la nieve exactamente —cristales de hielo de formas muy diversas y caprichosas—, sino la repercusión que tiene en la hidrología, la agricultura o las temperatura». La de Mallorca es una nieve muy húmeda, con copos muy grandes, que cuando cuaja lo cubre todo y brinda bonitas estampas. «En climas continentales la nieve siempre va asociada a entradas de aire frío, que son muy secas, pero en Mallorca es diferente porque esas masas de aire frío cuando entran en contacto con el Mediterráneo se cargan muy rápido de humedad, de ahí que las nevadas sean muy húmedas», explica Salamanca. 

El peso de la nieve tumba las ramas cerca de Comafreda. Febrero de 2015

El peso de la nieve tumba las ramas cerca de Comafreda. Febrero de 2015

Ventajas de la nieve

La fusión de la nieve, según los autores del Llibre de la neu, aporta más cantidad de agua al suelo. Pero es muy difícil que la fusión de nieve tenga alguna repercusión como tiene por ejemplo la fusión de nieve del Pirineo en el Ebro. "Esto aquí no pasa, es muy difícil ver correr agua en torrentes de manera abundante. Cuando en Mallorca llueve sobre la nieve, como ha ocurrido recientemente, esta se funde de modo muy rápido. Esta combinación, desde el punto de vista hidrológico, es fabulosa, porque funde una nieve muy húmeda una precipitación importante. Hace poco sucedió y llegaron a reventar las Font Ufanes, sin la nieve precedente probablemente no lo habrían hecho, porque no bastaba la cantidad de agua. Esa combinación es lo que a nosotros nos favorece, que llueva sobre la nieve. Si la nieve no tiene precipitación encima normalmente aguanta bastante. La nieve se funde muy lentamente. Digamos que es muy beneficiosa para el suelo, porque la infiltración es lenta".

Los expertos advierten que habrá menos días de nieve en el futuro cercano pero no creen que los grandes temporales vayan a desaparecer. «Se reducirán las nevadas pero las que caigan no tienen porque dejar de ser abundantes, al contrario, podrían ser más intensas. Lo primero que se piensa al hablar del cambio climático son en olas de calor e incendios forestales, pero realmente donde más afecta el cambio climático es en los extremos de cada tipo de clima. Los extremos fríos se reducen pero no desaparecen y los cálidos aumentan. La nieve, como forma de precipitación, también tendrá sus extremos», comenta. 

La flora, amenazada

La flora de la Tramuntana, sobre todo aquella que está por encima de los mil metros de altitud, se verá seriamente afectada por la ausencia de nieve y algunos tipos de plantas, como las que se encuentran en los alrededores del Puig Major, «lo tendrán muy difícil para subsistir».

El retraso en las temporadas de bolets, las tormentas severas, la escasez de agua o el retroceso del musgo son solo algunos resultados de las subidas de temperaturas que Mallorca está sufriendo en los últimos tiempos, con veranos más extremos que empiezan antes y se comen gran parte de la primavera, con máximas de 35 grados muchos días, incluso en las localidades de la vertiente norte de la Serra, como se vio en Sóller en mayo del año pasado. «Todo esto, en el clima de nuestros abuelos era impensable, era otro tipo de clima. El cambio climático no es que esté por venir, es algo que vivimos, sobre todo nuestra generación, que está viviendo el cambio en directo, y sí, está teniendo un impacto bastante evidente. Habrá que adaptarse, pero no será un cambio radical y brusco. Hay mucho alarmismo en general y eso no es bueno en ningún sentido. No desaparecerá el paisaje que tenemos ahora de la noche a la mañana, será un cambio muy paulatino, no se notará en 15 días ni 15 años ni 25. Pero lentamente vamos a notar un cambio».

Miquel Salamanca, a unos pocos metros de la cima del Puig Major

Miquel Salamanca, a unos pocos metros de la cima del Puig Major

Las ‘cases de neu’

Las casas de nieve, agujeros naturales o artificiales en la tierra que se aprovechaban para meter la nieve caída y que se concentraba empujándola hasta adquirir un grosor y consistencia de láminas de hielo, ocupan la segunda parte del estudio de Salamanca, Bonet y Vallcaneras. Están documentadas desde el siglo XVI y suman un total de 52 —la única que está situada fuera de la Serra de Tramuntana se encuentra en Artà—. 

‘Casa de neu’ del Coll des Telègraf (oeste)

‘Casa de neu’ del Coll des Telègraf (oeste)

«El comercio de la nieve era muy rentable. La nieve no era un producto asequible para cualquiera, había que pagar muchos impuestos por ella. Una gran cantidad de la nieve que se producía iba destinada a usos médicos, por aquel tiempo se pensaba que tenía propiedades medicinales, y algo de eso es cierto, porque el hielo es un antiinflamatorio muy potente. Lo que quedaba era un producto de lujo no apto para cualquier bolsillo, sobre todo en años de escasez», señala Salamanca. "Por eso está la teoría de que algunas casas de nieve, sobre todo las que son más difíciles de localizar, se dedicaban al contrabando de la nieve. Los mallorquines hemos hecho contrabando de muchísimas cosas, no nos vamos a engañar. Estaban las casas de nieve digamos oficiales, y luego estas otras que suelen estar cerca de alguna instalación de nieve, porque claro, eran los mismos que la recogían, y digamos que una la declaraban cuando venían las inspecciones y la otra la vendían de estrangis", 

Un futuro preocupante

Muchas de ellas están catalogadas como Bien de Interés Cultural, pero solo dos, las del Puig d’en Galileu y la de Son Macip, han sido restauradas por el Consell. «A las que están en cotas más bajas se les podría sacar algún tipo de provecho, creando, por ejemplo, algún tipo de itinerario para que la gente las conociera», defiende. 

Algunas no se pueden rehabilitar porque ya están perdidas y hay otras que están alejadas de zonas de paso y quizá no valen la pena. "Pero hay algunas que son construcciones increíbles. Hay una que debía de ser de las más grandes de Mallorca, que está situada en la vertiente norte del puig de na Franquesa, una casa enorme, una maravilla, y está prácticamente en ruinas. Al pasar por ahí te duele un poco el corazón, es una pena", lamenta.

‘Casa de neu’ de Fartàritx, la única que conserva la cubierta

‘Casa de neu’ de Fartàritx, la única que conserva la cubierta

El oficio del 'nevater'

"Los nevaters eran gente que se dedicaban a otra cosa pero como pagaban muy bien por recoger nieve durante los quince días o la semana que tocaba dejaban su trabajo habitual para subir a la montaña y dedicarse a eso. Luego se olvidaban, debían cobrar un buen sueldo y a otra cosa. Los que comerciaban con la nieve sí se dedicaban exclusivamente a ese oficio, a mantener las instalaciones, en verano a subir a la montaña y bajar el hielo, etcétera. Había diversos tipos de nevaters. No había nadie que viviera los 365 días del año. Iban a trabajar allí".