Acostumbrado a tratar con marcas del sector del lujo, para el ilustrador mallorquín Jaume Vilardell (Palma, 1966) lo realmente valioso es poder trabajar desde su casa con una proyección y clientes internacionales como Bulgari, Bentley Motors, Codorniu, Princess Yachts, Sony Pictures, RedBull, Mondadori, Jalou Media, Hearst o Condé Nast. Se formó como diseñador industrial y trabajó como tal, además de ser director de arte y creativo para una agencia, pero desde hace unos 20 años se dedica a dibujar para campañas publicitarias y también para productos de ediciones limitadas, como los salpicaderos de 30 descapotables en los que plasmó artesanalmente uno de sus dibujos.
Vilardell tiene su ‘oficina’ en el mismo piso en Palma donde vive con su familia. Trabaja sobre unas sencillas mesas blancas que para este reportaje ha despejado de papeles. Algo que necesita hacer cada vez que afronta un encargo, dice. En las estanterías acumula publicaciones, muchos libros, dibujos, catálogos, cajas, algunas botellas de la cerveza Keler de San Sebastián, cuya etiqueta luce un grabado suyo, y también una de Anna de Codorniu, para la que realizó la ilustración de su nueva imagen. «Aquí pasan cosas excitantes, porque cada nuevo proyecto de estos, cuando te llega, te emociona, te entusiasma... Pero es un trabajo muy silencioso, porque ni mis vecinos saben qué hago», comenta el ilustrador.
Jaume Vilardell cuenta con una agencia que le representa y que le ha puesto en contacto con revistas de moda y le ha abierto «un mercado increíble» en el que figuran Financial Times, Wall Street Journal, Vogue, Vanity Fair... Hace más de cinco años que trabaja en la comunicación de Princess Yachts, fabricante de yates a motor de lujo, que le encargó un primer trabajo para celebrar su 50 aniversario, en 2015, y que ha derivado en una colaboración posterior. «Se establecen relaciones sólidas y, en cierta manera, personales con la gente que trabajas», comenta.
Al ilustrador mallorquín también le requieren publicaciones de prestigio para encargarle retratos de personajes conocidos, como los realizados para Die Zeit, trabajos que cada vez le gustan más, indica. A la hora de dibujar a una persona, la estudia a través de diferentes fotos para hacerse una idea más exacta de cómo es ese personaje, sus gestos y carácter.
Este dibujante trabaja con acuarelas, lápiz, pintura acrílica, incluso bolígrafo. «Ahora estoy con la acuarela, con formatos más grandes y sin controlar tanto y estoy disfrutando mucho», explica mientras hace una demostración sobre un papel.
No todo son clientes internacionales, también ha trabajado para clientes de Mallorca, como Nicolás Joyeros, la tienda Forum o el estudio de diseño gráfico The Positive Space y asegura que, siempre que puede, intenta implicar a otras empresas de la isla en sus proyectos.
Acerca de su estilo como dibujante, señala: «No tengo una línea estética muy marcada, simplemente hago lo que me pide el cliente y el mercado, tengo versatilidad máxima». Esa forma de tomarse el trabajo hace que no le importe enviar ilustraciones y retocarlas las veces que sea necesario hasta que el cliente esté satisfecho con el resultado. Para Bentley hizo «mil propuestas hasta que hubo consenso» sobre el dibujo personalizado que querían para su descapotable de edición limitada.
Por esa misma razón no le gusta que le definan con la palabra «artista»: «La diferencia entre alguien que hace arte y un dibujante es que tú dibujas por unos motivos comerciales, promocionales o editoriales y un artista trabaja de forma totalmente libre», aclara.
Le inspiran dibujantes de los años 60 y el francés René Gruau, que trabajó para Dior. «Crearon un estilo que, no solo yo, muchos ilustradores lo tenemos como base para el trabajo que hacemos», comenta.
Su formación como diseñador industrial le ayuda a dibujar con precisión, destacando detalles y colores. Para el Vanity Fair de Inglaterra ha dibujado una doble página de relojes. «Al cliente le gusta como trato los relojes, porque es algo muy realista», apunta.
Acaba de firmar con una marca de moda italiana, de la que no puede decir todavía su nombre. Los contratos de confidencialidad son habituales en su trabajo. Acerca de cómo se valora su trabajo, declara: «Hay mucha más tradición en ilustración fuera de España, a pesar de que aquí hay una cantera de ilustradores jóvenes que son una pasada, con energía e ideas nuevas, son brutales».
Su carrera como ilustrador despegó en el momento en que Vilardell fue incluido en la guía 200 Best Illustrators, después de que su mujer enviara algunas de sus pequeñas acuarelas. «Un día nos llaman de Sony Pictures, de Los Ángeles, para hacer el cartel de una película, The Wronged Man, con Julia Ormond, y a partir de esos dibujos que envió mi mujer, empezaron a llegar encargos, estábamos alucinados», recuerda. Años después, el mallorquín acabó protagonizando la portada de la guía de ilustradores mencionada.
Pese a los años que hace que cambió el diseño industrial por el dibujo, su «pasión de siempre», Vilardell dice que no puede evitar tener «cierta sensación de intrusismo, pero es un punto bueno para ir mejorando».
El dibujante tiene su personal escaparate en su web jaumevilardell.com y en su Instagram @jaumevilardell_illustration.
