25 AÑOS DE 'PAU PER TOTS'

Foro Bellver | Pau: «La corrupción fue una bendición para mí»

El dibujante de Diario de Mallorca relata su trayectoria profesional, sus referentes en el humor gráfico y diversas anécdotas durante el 25 aniversario de la publicación de su primera tira cómica de actualidad

Los asistentes al Club escucharon una amena charla.

Los asistentes al Club escucharon una amena charla. / M. MIELNIEZUK

Raquel Galán

Raquel Galán

Sus primeros pinitos llegaron haciendo cromos de caricaturas de los profesores para la revista del instituto, el Antoni Maura de Palma, y su triunfo fue gracias a Gabriel Cañellas. «Me hizo entrar con buen pie en esta profesión». El dibujante Pau Rodríguez tiene claro que el político mallorquín que «más juego» le ha dado en sus 25 años de viñetas en Diario de Mallorca ha sido el expresidente del Govern. Comenzó sus colaboraciones cuando estalló el caso Túnel de Sóller y, aunque «para el ciudadano la corrupción es trágica, para el humorista es una pasada. Fue una bendición para mí, cada día tenía tema», destacó ayer en el Foro Bellver del Club de este periódico.

«Yo era un profano, hacía lo que me daba la gana», contó a un entretenido auditorio mientras mostraba imágenes de aquellos dibujos, como uno de Cañellas, Soler y Matas caricaturizados igual que los protagonistas de Toy Story, que se acababa de estrenar cuando el expresident del Partido Popular quitó a Cristòfol Soler, el «juguete viejo», y digitó a Jaume Matas, el «Buzz Lightyear», para el cargo. De los alrededor de 4.000 chistes publicados durante un cuarto de siglo, ha recopilado más de 300 para el libro Pau per Tots, de casi 300 páginas y que verá la luz a finales de año, aunque ya puede ser adquirido en la página web vkm.is/paupertots. Desde el Túnel de Sóller a la covid-19, es como «un álbum de fotos» de la Historia de Mallorca ordenado por años y temáticas, en las que destacan la citada corrupción, la destrucción del paisaje y la guerra de Irak, que supuso una nueva etapa en el estilo de Pau.

Pau señala una de sus viñetas. | M. MIELNIEZUK

Pau señala una de sus viñetas. | M. MIELNIEZUK / Raquel Galán

Los hombrecillos blancos

Los personajes –principalmente políticos– que «más trabajo» le causaban eran «los que tenían pelo. Dibujar a Mariano Rajoy era un coñazo, porque encima tenía barba», pero no fue ese el motivo de la aparición de sus característicos «hombrecillos blancos», sino la guerra de Irak. «Me sabía mal dibujar temas locales con lo que estaba sucediendo», por lo que empezó a incorporarlos en un rincón de la tira sujetando una pancarta donde se leía ‘Pau’ para jugar con su nombre y la palabra ‘paz’. Poco a poco se convirtieron en protagonistas, esas figuras anónimas que nos representan a todos, y «con internet se vieron fuera. Hacía cada vez más chistes internacionales y filosóficos», tal como relató. Fue el detonante que le llevó a recibir en 2009 el premio Astur. «Estaba muy orgulloso, porque en el mundo del cómic tiene mucho prestigio y supuso el reconocimiento profesional tras comprobar que ya tenía el favor del público», relató.

Pau: «La corrupción fue una bendición para mí»

Pau: «La corrupción fue una bendición para mí» / Raquel Galán

Antes de los hombrecillos, la actualidad isleña y su traslación al papel en forma de caricaturas le absorbían buena parte del día. «Miraba las noticias de las dos y, aunque tenía un archivo de fotos de todos los políticos, porque no sabía quién me tocaría dibujar, necesitaba verlos en 3D. Incluso una vez fui a un pleno municipal con una libreta». En tres años hizo alrededor de 1.000 tiras cómicas y estaba «súperquemado», ya que cada vez le resultaba «más difícil» no repetirse y debido a que era muy estresante «si llegaban las diez de la noche y no tenías nada bueno, porque el peor chiste era el que llevaba más horas». Paró dos años y regresó con energía.

El caso Rasputín

La directora de este periódico, Marisa Goñi, contó en la charla que «Pau fue la persona clave» para descubrir lo que después se llamó el caso Rasputín. Y no por su profesión de dibujante, sino por su interés en aprender ruso. «Investigué con Matías Vallés los gastos de un viaje a Rusia de una comitiva política encabezada por Matas y, tras obtener una relación de los tiques para ver si habían comprado un bote de caviar, etc., se los dejé a Pau, ya que estaban en cirílico. Me dijo: «Marisa, aquí pone teatro erótico Rasputín», y todos habían sido pasados como tiques de taxi», remarcó.

La conversación se desarrolló en forma de entrevista, donde Goñi empezó preguntándole cuál fue la chispa que le llevó al humor gráfico. Como todos los niños, él también dibujaba, y además le decían que lo hacía muy bien. Y un libro le marcó: Història de les Illes Balears, que regalaba la Obra Social de la extinta Sa Nostra con madò Olivera en la portada. «No sabéis cuántas viñetas copié de ese libro», confesó. Los dibujos eran de Rafel Vaquer, ayer en el Club, que fue profesor de Pau y enseguida vio que «era bueno». «Tiene un estilo muy personal y un humor de mucha ternura», tal como lo definió. «Pega sin hacer daño», añadió la directora.

Más referentes que influyeron en su trayectoria fueron las tiras cómicas de El Jueves; Quino, «el mejor humorista, aunque no por Mafalda, sino por su humor sin palabras; Gordillo, que residía gran parte del año en Mallorca y a quien le gustaban las tiras de Pau; Idígoras y Pachi; Gallego y Rey; las caricaturas de Hergé, conocido por Astérix, y otros muchos.

Los Quemelos de Osifar

Aunque las puertas de Diario de Mallorca se le abrieron con Ossifar –«mi grupo favorito»–, ya que les hizo un dibujo sobre su canción Los Quemelos y estos le propusieron colaborar en una sección llamada ‘El oriquen de todas las cosas’. Era 1993, tres años antes de su tira diaria sobre temas de actualidad. Ahora, un cuarto de siglo después, el Premi Ciutat de Palma de Cómic ofrece a sus seguidores el libro Pau per Tots y la posibilidad de elegir y comprar una viñeta original de las 3.000 colgadas en la web de Verkami por un precio de risa.

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