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Joan Mayans Escritor.

«Muchos de los que llegamos a la creación literaria hemos pasado por ser buenos lectores»

«El aburrimiento tiene dos caras: puede ser motor que incentiva la creatividad, pero también puede llevar a cometer errores», advierte el antropólogo social

El escritor ibicenco Joan Mayans muestra su novela ‘El futur no és el que era’. |

Escritor. Residente en Cataluña, en el Maresme, el escritor ibicenco publica en Cossetània ‘El futur no és el que era’, una novela galardonada con el Premi Pollença de Narrativa 2019. «Es una historia para sentirse vivo, para sentir emociones y para que cada día puedas vivir algo diferente al día anterior», comenta.

Si el futuro no es el que era, ¿será mejor o peor?

Para los personajes de mi historia quizás peor, pues para ninguno de los cuatro protagonistas se cumplen las expectativas que se habían forjado. Como cantan los Amics de les Arts: la vida real es otra cosa de la que habías imaginado. Ellos echan en falta en cada uno de sus futuros, pinceladas de emoción, algunos retos que no se dan. Ellos pensaban, o mejor, estaban ilusionados en asumir riesgos.

¿Novela sobre melancolías o sobre nostalgias?

Quizás algo más de nostalgia. Nostalgia de sentirse vivo, de sentir emociones. De que cada día puedas vivir algo diferente del día anterior. Nostalgia, en el fondo, de no monotonía.

El futur no és el que era, ¿metáfora de la frustración?

Creo que no. No es la frustración lo que mueve a los protagonistas, es algo menos trascendente, más cotidiano: es el aburrimiento. Llegados a un punto no se atreven a correr riesgos nuevos. No se sienten frustrados, están aburridos. Y el aburrimiento tiene dos caras: puede ser motor que incentiva la creatividad, pero también puede llevar a cometer errores.

Pero usted, en la dedicatoria escribe que «rendirse no es una opción».

Sí, pero esta frase va dirigida más hacia mis hijos, familiares jóvenes y hacia mí mismo, que hacia cualquier lector. Con ella quiero decir que, el hecho de escribir, para mí, ha sido un reto.

¿Qué hay de vivencia personal en el libro?

Escribimos desde la experiencia, a partir de lo que hemos vivido. Para alguna escena concreta me he basado en situaciones que había vivido personalmente; ahora bien, el argumento general, en conjunto, es ficción, creación, no recreación.

Novela iniciática, en la que el paso de la adolescencia a la madurez está muy presente.

En efecto, de la mirada del adolescente pasamos a la mirada madura, con lo de utópico y contrastante que eso tiene. Y todo sin sentimiento de culpa. Los protagonistas no se sienten culpables de lo que les pasa, por tanto, no hay que redimirlos. Ellos actúan según su tiempo, cometiendo algún error, eso sí, con lo cual asumen más una responsabilidad que un sentimiento de culpa.

¿Novela realista?

En cierta medida sí, ya que lo que les pasa a esos jóvenes bien podría pasarle al lector. Los cuatro vienen a ser caras de un mismo cubo y, globalmente, la historia puede que tenga algo de crónica generacional.

¿A qué lectores interesará más esa historia?

En principio puede interesar a cualquier persona, pues se cuentan vivencias que pueden suceder a cualquiera, ahora bien, el perfil estaría más entre las personas de treinta y cinco a cincuenta y cinco años.

Usted es antropólogo social, ¿qué hay de estudio antropológico en esta novela?

Inicialmente no estaba en mi proyecto elaborar ninguna tesis antropológica, pero la formación que uno tiene, sobre todo si es de ámbito de las ciencias sociales, en cierta manera siempre condiciona, ya que miras la realidad para explicarla. Pero la literatura también tiene mucho de esto, al escribir se intenta que el lector entienda la realidad.

Cómo activista en las redes a través de un blog, ¿qué opina de la comunicación a través de internet?

Internet es un canal más para darse a conocer y para comunicarse con el exterior. He trabajado, como antropólogo, el que representa el mundo digital en la comunicación y creación y he visto cómo este camino de las redes es muy útil para dar a conocer una voz. Internet, en el fondo democratiza, hace que todos podamos darnos a conocer, con más o menos éxito, claro está.

En su blog afirma que dejó el mundo académico por «descreído y aburrido».

Una frase que tiene un punto de literaria, pero sí, dejé el mundo académico por aburrimiento, cuando vi que no me satisfacía. Para estar en el entorno académico debes creértelo, de lo contrario mejor salir de él.

Y pasó al marqueting y a la consultoría digital.

Fue un cambio en cierta medida lógico, pues estaba trabajando en la investigación digital y pensé que al dejar el mundo universitario éste podría ser mi campo profesional. Pasé de ser un observador del mundo digital a ser un constructor. Y esto sí me motiva más.

Y ¿cómo entra en la literatura, como creador?

Primero como lector. Leer es una manera de vivir, de sentir, de viajar. Y escribir viene después. Muchos de los que llegamos a la creación literaria hemos pasado por ser buenos lectores.

¿Cómo llega al Premi Pollença?

Pues fue en parte fruto de la casualidad. La convocatoria llega a mis manos, conocía el concurso por su trayectoria de nueve años y por su prestigio y honestidad y decido presentarme, pues en aquel momento estaba buscando dónde y cómo publicar mi novela. Claro, cuando no tienes una editorial que te respalde o no eres ya un nombre consolidado, los premios son una posibilidad para publicar.

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