Retratos para la esperanza

Toda sociedad tiene ciertos tabús; ciertos temas de los que parece mejor no hablar. Demasiado incómodos. Demasiado fuertes. Demasiado tristes para una colectividad ocupada y entretenida en las banalidades que le brinda la aplicación de turno, o el último reto viral absurdo. Ser feliz parece una exigencia para estar a la moda, y quien no lo es, se queda fuera de lo aceptable socialmente. Uno de estos tabús, precisamente, es el relativo a las enfermedades mentales, y más en concreto, a la depresión y a los intentos de suicidio. Hay un gran silenciamiento en torno a estas cuestiones y esta especie de oscurantismo no hace sino empeorar la situación de unas personas cuya cura pasa por poder compartir sus experiencias de una manera libre y sin enjuiciamientos.

El artista sueco Aamod Korhonen pasó por una depresión y un intento de suicidio y después de superarlo, decidió recoger las historias de otros 100 hombres de todo el mundo que vivieron experiencias similares. El objetivo de Korhonen era crear una red de complicidades para luchar contra el suicidio y el estigma de las enfermedades mentales, poniendo el foco en los hombres, ya que son ellos los que menos recurren a la ayuda y los menos dispuestos a reconocerse en público como alguien que ha podido sufrir o tener un problema.

El resultado de este proyecto se puede apreciar en la exposición Hope (Esperanza) en el Centre de Cultura Sa Nostra. En ella se muestran retratos a gran tamaño de hombres sonrientes con miradas penetrantes llenas de historias de supervivencia que contar. Es emocionante recorrer las salas de la muestra observando fijamente los rostros de estas personas, leer con detenimiento los relatos de superación que los acompañan, y saber que aún existen historias para la esperanza.

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