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Arte

Robert Pepperell lleva el mundo de los colores al Casal Solleric

La muestra 'No hi ha colors en el món', que se inaugura este jueves, invita a los espectadores a descubrir la realidad científica de los objetos que observamos. Los investigadores de la UIB precisan voluntarios para su estudio sobre la percepción de obras artísticas.

“Parece que no hay colores ni objetos en el mundo. Ni en el cerebro”, expone Robert Pepperell, profesor de la Cardiff School of Art and Design que este jueves inaugura la muestraNo hi ha colors en el món en el Casal SolleriNo hi ha colorsc, una exposición que se podrá visitar hasta el 24 de febrero. No se trata de una muestra convencional. La actividad forma parte de un proyecto del grupo de investigación en Evolución y Cognición Humana (EVOCOG). Se trata de una actividad experimental de los investigadores de la UIB que necesitan recopilar información sobre la percepción de obras artísticas. Cualquier persona puede ser voluntaria, el único requisito es estar dispuesto a observar 48 obras de arte. Los expertos calculan que la experiencia puede durar unos 25 minutos.

Desde la UIB informan que en la muestra se exponen 48 objetos coloreados que no existen. Los colores resonantes que ven los visitantes no están en la pintura. Y si uno percibe un edificio, un animal o un juguete, es producto de la imaginación porque ninguno de estos objetos existe realmente.

La ciencia nos dice que en el mundo no hay colores. Los colores que vemos en los objetos realmente surgen de diferentes tipos de energía vibratoria o longitudes de onda de radiación electromagnética. Los colores son generados por el cerebro, entre las neuronas y los pulsos electroquímicos del cerebro pero cuando miramos dentro del cerebro con sensores tampoco encontramos colores. ¿Dónde están?”, desgrana Robert Pepperell. Lo mismo ocurre con las formas. “Los objetos están hechos de diminutos campos de energía vibratoria. Los objetos que vemos se crean por la actividad del sistema visual en el cerebro mientras interpretamos el mundo, pero cuando miramos dentro del cerebro, no encontramos ningún objeto entre las neuronas y las sustancias químicas”, añade. Su conclusión es que “no hay ni colores ni objetos en el mundo, ni en el cerebro”.

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