Diez años después, el histórico pianista cubano Chucho Valdés se reencontró ayer con el Jazz Voyeur, festival que brindó su segunda entrega tras la inauguración de los Blues Brothers. El concierto se celebró en el Trui Teatre y supuso la vuelta de Valdés tras su estreno en 2008 con su padre, el también pianista Bebo. Chucho presentó en esta ocasión su actual proyecto, Jazz Batá, con la música afrocubana por bandera, y con los tambores africanos y los tumbaos cubanos como protagonistas. No faltó la improvisación, como en casi todas sus actuaciones, marca de la casa de un músico que unos días recibirá el Grammy Latino a la Excelencia. La próxima cita, el día 31 con el San Francisco Jazz Collective.