Tras una première en Ciutadella y después de ganar premios como el ALMA de guión en el pasado Festival de Cine de Gijón, la cinta se estrenó ayer con la presencia del director, Marc Recha, y el actor Sergi López en CineCiutat, donde posteriormente participaron en un coloquio con los asistentes a la proyección. La película está ambientada en la Menorca del año 1918, cuando la gripe mataba a la gente, los submarinos de la I Guerra Mundial nadaban en aguas isleñas y el mar era algo inquietante, salvaje y lleno de peligros y de muerte. Así lo cuenta su director, Recha, alguien que cuando habla de cine también lo hace de lírica, paisaje e imaginación.

Dice que es un film de aventuras, pero sin acción.

La vida lliure es una película que coquetea con el género de aventuras dónde la acción pasa por la imaginación. En este caso, pasa por la imaginación de Rom, el personaje interpretado por Sergi López, y por los personajes de los más pequeños, Tina y Biel, interpretados por Mariona Gomila, Macià Arguimbau.

¿Cómo ha sido trabajar con niños?

Es igual que trabajar con personas mayores, pero son más bajitas y no tienen tantas barreras mentales. Son capaces de vivir las cosas de una manera más pluridimensional. Además son como esponjas y van colonizando a todo el equipo y se lo van ganando. Para crear sus personajes, tienes que hacer un trabajo de observación previa de la persona y creas una mirada propia para construir su personaje.

Tiene mucho sentido que sea una película de aventuras que pasan por la imaginación de los niños...

Te permite un cierto lirismo contenido. Trabajar con esos aspectos y entrar en el mundo microscópico de la naturaleza, del mundo más sensual y más poético, te permite llegar a lugares que aparentemente cuando pasas por allí no están. Al final, la gran cuestión del cine es llegar a saber cómo tratar y grabar aquello intangible, lo que no es explícito, cómo entrar en el mundo de la invisibilidad. A partir de lo microscópico puedes reproducir o crear mundos imaginarios muy interesantes.

Habla de un tipo de cine muy concreto y personal...

Bueno, yo creo que en el cine no hay fórmulas, que cada uno lo hace a su manera y todo es válido. Lo importante es llegar a buen puerto.

El paisaje es casi un personaje de la película. ¿Qué explica que no puedan explicar los personajes 'humanos'?

El paisaje expresa lo que últimamente escribo en los créditos del final: el paisaje es de todos. Si se destruye, se está destruyendo la memoria colectiva, se destruye todo, una manera de vivir la vida, una manera de ser humano. En este caso, la manera de vivir de los carboneros, de los campesino, de la gente que se tenía que buscar la vida en el bosque...

¿Usted es de los que creen que los artistas tienen el deber de hablar de política?

No me he considerado nunca un artista, sino más como un artesano, alguien que intenta aprender su oficio, como el carpintero o el herrero.

¿Y qué hacen los artistas?

No lo sé, porque no conozco a ninguno.