Hoy nos toca hablar de cine. Sin duda alguna, uno de los grandes éxitos de la cartelera en estas últimas fechas ha sido Joker, película dirigida por Todd Phillips y magistralmente interpretada por Joaquín Phoenix. En esta cinta, el archienemigo de Batman, un excéntrico payaso a sueldo, sufre un trastorno mental.

El Director del Instituto Carbonell y recientemente nombrado Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal y Forense considera que los guionistas han trazado un personaje con un trastorno mental a medida aunque no encaje en una patología concreta. Vistos los síntomas, el Dr. Carbonell afirma que se trata de un personaje con una enfermedad que, aunque está medicando es plenamente consciente de que no funciona correctamente, ya que expresa “Lo peor de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras”.

Otro punto importante es el momento en que abandona su tratamiento se desencadena su patología a todos los niveles. Estos detalles, reconoce el doctor, demuestran que la película ha contado sin duda con algún experto asesor en salud mental. Respecto a su risa característica, el Dr. Carbonell argumenta que forma parte del personaje de cómic, por lo que es ya una constante en el lenguaje audiovisual de la saga.

En relación a la infancia traumática del Joker, es cierto que son más propensas a desarrollar una enfermedad mental grave, pero no justifica el comportamiento violento en el que desemboca nuestro antihéroe.

En conclusión, al Joker le han hecho un perfil de trastorno mental con una buena base de conocimiento en psiquiatría, pero no se corresponde con ninguna patología real. En ese aspecto debemos distinguir la enfermedad mental de lo puramente cinematográfico.

Más información en www.psiquiatrapalma.com