Un reportaje de psicología publicado en El País, describe los factores identificados que nos provocan los famosos “vaivenes” emocionales.

Cuando estamos de buen humor nos resulta más fácil realizar tareas que encontramos desagradables, y al contrario, con mal humor podemos llegar a considerar totalmente aburrida alguna actividad que suele gustarnos. El humor determina el placer de lo que hacemos y también puede ejercer una poderosa influencia en nuestras decisiones, es la dependencia de nuestro estado ánimo.

Las investigaciones demuestran que si aprendemos algo cuando nos encontramos en un estado de ánimo determinado, lo recordamos mejor cuando nos volvemos a sentir de la misma forma. En algunos estudios se ha comprobado que los participantes que habían aprendido algo cuando estaban ebrios lo recordaban mejor al volver a estar en la misma condición. De la misma manera cuando estamos tristes recordamos mejor algunos episodios de nuestra vida en los que también nos hemos encontrado apenados.

Según Robert Thayer, doctor en psicología y profesor en la Universidad Estatal de California, nuestros estados de ánimo dependen de la percepción del estado de activación de nuestro organismo. Lo que percibimos es la combinación de energía y la tensión que experimenta nuestro cuerpo. La energía viene determinada por muchos factores, uno de ellos es el ritmo circadiano. Thayer descubrió que hay determinadas horas del día en los que tenemos menos energía y que un mismo problema es considerado mucho más grave si coincide con una hora de baja energía. Un problema nos parece mucho más difícil de superar si pensamos en él cuando estamos cansados, pues lo estamos evaluando según la energía que tenemos en ese momento.

Otro de los determinantes son las horas de sueño, se ha comprobado que cuantas menos horas dormimos, más estrés padecemos.

El ejercicio es un factor determinante en la energía y por lo tanto en el estado de ánimo. El ejercicio intenso reduce temporalmente la energía, pero se ha demostrado que el ejercicio moderado incrementa nuestra energía y nos sube el humor. Un paseo rápido de 10 minutos ya mejora nuestro ánimo.

Nuestra alimentación es importante para la salud física pero también para nuestro estado de ánimo. Nuestra fuente de energía es la comida, si nos alimentamos mal nuestro nivel de energía disminuirá. Si comemos mal nuestros problemas nos parecerán más graves.

Los ritmos circadianos, el sueño, ejercicio y alimentación determinan nuestra energía, repercutiendo en nuestro estado de ánimo. Pero como afirma Thayer nuestro estado de ánimo no sólo es resultado de nuestra energía, sino también de nuestro nivel de tensión.

Según Richard Lazarus, uno de los psicólogos más influyentes y pionero de la psicología del pensamiento, la tensión se debe a la importancia que le damos a lo que nos estamos jugando en cada situación, junto con el control que creemos que tenemos sobre la misma. Por tanto una de las formas de cambiar nuestro estado de ánimo es mediante la reinterpretación de las situaciones.

Además de los factores comentados hay muchísimos más que pueden determinar nuestro estado de ánimo: la estación del año, los cambios hormonales, factores genéticos… Por eso a veces nos pueden parecer un misterio nuestros propios estados anímicos.

En resumen, es normal que tengamos altibajos porque hay muchos factores que nos pueden estar influenciando, por lo que es importante poner en práctica todos aquellos mecanismos que favorezcan nuestra higiene mental.

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