Un nuevo estudio analiza la forma en que los padres se ven afectados por los problemas de sus hijos mayores en la vida y la manera de desarrollar habilidades para gestionar estos tiempos.

Problemas como alcoholismo, divorcios, mal manejo del dinero o ser diagnosticados de una enfermedad grave son algunas de las situaciones difíciles con las que muchos padres tienen que lidiar.

En el estudio realizado en la Universidad de Michigan por la Dra. Kira Birditt y sus colegas, realizaron un registro diario de las interacciones de 197 padres de mediana edad y sus hijos adultos durante 7 días consecutivos. Los padres también proporcionaron muestras de saliva en diferentes momentos durante el estudio, con el fin de evaluar los niveles de cortisol, un marcador utilizado para medir el estrés.

Los problemas se clasificaron en 2 grupos principales y más frecuentes: Por un lado, problemas de salud física y mental y discapacidades del desarrollo y por otro lado problemas de comportamiento y estilo de vida (problemas financieros, abuso de drogas y alcohol, problemas con la ley y problemas serios de relación como el divorcio).

Se encontró que más del 60% de los padres informaban de tener al menos un hijo adulto con alguno de estos problemas, mientras que el 34% informaba que todos sus hijos tenían al menos un problema.

También se encontraron asociaciones más inmediatas de los niveles de cortisol (hormonas del estrés) en los padres con hijos con problemas de salud física y mental que en los padres con hijos con problemas en su estilo de vida.

Por otra parte se observó que los padres cuyos hijos tienen problemas a raíz de su estilo de vida, parecen querer centrarse en aprender técnicas efectivas para reducir su estrés actual. Sin embargo en el caso de tener hijos con problemas de salud física y mental, los padres pasan más tiempo anticipando y previniendo posibles problemas por lo que pueden beneficiarse de estrategias para la prevención del estrés.

Birditt aconseja equilibrar las interacciones negativas con los hijos con encuentros positivos, por ejemplo después de una conversación conflictiva, es muy importante para reducir el estrés tratar de tener una conversación positiva con la que acabemos sintiéndonos bien. No sólo es posible sino que tiene un efecto particularmente útil.

El estudio aparece en la revista Psychoneuroendocrinology.

Para más información www.psiquiatrapalma.com