Lamentablemente el acoso escolar es un hecho cotidiano en nuestra sociedad y su gravedad, como hemos comprobado con tristeza a través de los medios de comunicación, va mucho más allá de lo que mucha gente cree. Esta tipología de acoso, presente en la adolescencia, posee muchas caras. Burlas, amenazas, marginación e incluso agresiones físicas se suceden o intercalan en un comportamiento que repercute seriamente en la salud mental de las víctimas.

Un estudio de la revista British Medical Journal ha analizado las secuelas en la edad adulta temprana (18 años) de quienes han sufrido este tipo de agresiones en su adolescencia (13 años). Focalizando el análisis en los jóvenes que sufren depresión, se ha observado que un 30% de ellos fueron víctimas de acoso escolar. Además, según los autores del trabajo, en este grupo de “acosados” la posibilidad de mostrar tristeza patológica duplica a la tasa media de la población.

Para realizar este diagnóstico se tomó una muestra de cerca de 4.000 jóvenes adolescentes y, en una primera fase, se les preguntó si habían sufrido agresiones escolares como robos, amenazas, chantajes, palizas, humillaciones o marginación. A los 18 años se contactó de nuevo con los participantes para evaluar su salud mental, extrayendo del estudio la cifra mencionada de un 30% con un diagnóstico clínico de depresión. La investigación concluye que, obviamente, no todo el mundo tiene la misma capacidad para sobreponerse a los abusos y las humillaciones y que muchas de las personas que las sufren terminan anclándose en la soledad y estados depresivos.

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