Música Vista

Una velada con Terpsicore

Una velada con Terpsicore

Una velada con Terpsicore / Juan José Company Orell

Juan José Company Orell

Juan José Company Orell

Los cursis dicen ahora que un «must» es aquello que el común de los mortales no debiera dejar pasar a su lado como si tal cosa, pues puede que luego se arrepienta; y es que hay eventos que ni más ni menos atesoran esa cualidad, que son una oportunidad que si no es única es algo desde todo punto imprescindible y no debiera dejarse escapar.

Y no otro calificativo que imprescindible merece lo que para los amantes del Ballet Clásico en particular y de la danza en general se nos promete desde los carteles de nuestro Auditorium. Nada menos que una Gala de Solistas que en una sola tarde del mes de Junio ofrecerán lo que podríamos llamar los momentos culminantes de distintas obras, tales como Arlequinada, El Corsario, Chopiniana, el más que famoso Lago de los Cisnes, El Cascanueces, Esmeralda, Sheredzade o Don Quijote, con las coreografías en su mayoría de Marius Petipa, que con sus más de cien años de antigüedad siguen siendo tan perfectas como lo fueron cuando se estrenaron en los ballets imperiales rusos, ocasión en la que podremos disfrutar, además, de la música de los Tchaikovski, Rimski-Kosakov y Chopin, pero también de los quizá menos conocidos para el gran público pero de igual brillantez musical Drigo, Minkus o Pugni, quienes llevaron su saber a la Rusia del Siglo XIX, y dejaron su impronta en varios Ballets, tanto propios como ajenos, siendo autores de algunos de los más afamados pasos a dos del mundo de la danza clásica que se representan con asiduidad en todos los escenarios del mundo.

Consideren ustedes la dificultad que entraña para un público como el mallorquín el poder conocer algo más del clasicismo en la danza dado que, como es obvio, no gozamos de una temporada de Ballet como en otras ciudades europeas, afortunadas ellas, por eso esta oportunidad de poder disfrutar de un paseo por momentos musicales inolvidables a través de piezas, coreografías y músicas, que muy probablemente no podremos contemplar de forma completa en nuestra isla, es todo un regalo. Así que si se atreven a admitir un consejo, vayan y disfruten; yo por mi parte no pienso dejar pasar esa oportunidad para atesorar otra noche mágica de esas que se nos quedan en la memoria sin necesidad de foto de móvil. Lo dicho, un must que dirían algunos.

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