POESÍA

La escritura y el cuerpo

Miriam Reyes reúne veinte años de poesía en ‘Extraña manera de estar

viva’, una oportunidad de descubrir su trabajo o reencontrarse con él

Miriam Reyes.

Miriam Reyes. / mixtura

Fernando Menéndez

Toda retrospectiva inaugura, de alguna forma, una mirada. La publicación de una antología o la publicación de la poesía completa de una autora supone echar la vista atrás sin separarse del presente. Incluso, si cabe, con un guiño al futuro en caso de incluir en el volumen poemas inéditos: una manera de indicar que la escritura está en marcha; que aún surgen versos capaces de doblar la esquina de las expectativas.

Esta divagación previa viene a cuento de la publicación de Extraña manera de estar viva. Poesía reunida (2001-2021) de la orensana Miriam Reyes y que forma parte de un nuevo proyecto: Mixtura editorial. Veinte años de poemas reunidos en un solo libro dan para una visión cenital y para la letra pequeña. Quien no conozca la obra de Reyes tiene aquí una magnífica oportunidad de descubrirla, y para quien ya la conociera y la leyese con asiduidad Extraña manera de estar viva significa un reencuentro con una escritura muy coherente estilísticamente y de una identidad muy forjada ya desde el primer momento.

Que vivimos actualmente un agudo cambio de paradigmas y una evidente transformación cultural se advierte, entre otras cosas y en el ámbito literario, en la irrupción de una mayor cantidad de literatura escrita por mujeres, con el consecuente acarreo de nuevos temas y tratamientos formales. Aún es pronto para dirimir qué quedará y no quedará de estas nuevas situaciones; dejemos que la corriente fluya y entendamos que había mucho terreno por recuperar en el caso de la literatura escrita por mujeres. Y si buscamos referentes y nombres que se anticiparan es ineludible citar a Miriam Reyes. La autora de Bella durmiente cambió ya en 2001 el foco y el lugar desde donde levantar un poema. Dinamita esa visión edulcorada y romantizada de los afectos y las relaciones. Muestra enseguida el verdadero cariz de lo que es una escritura orgánica y coloca el cuerpo en el lugar donde los tristes tópicos colocaban el corazón o el alma. En Fragmentos para una poética (situado al final del libro) se expresa de una manera clara: «Mi escritura parte del cuerpo (de todo el cuerpo, no solo de la herida). El cuerpo es mi materia, lo que soy. Mi vientre es mi mundo interior».

Arrancar los poemas desde la premisa que se acaba de citar supuso, en mi opinión y poniendo las cosas en su contexto temporal, una audacia y una aportación que hay que poner donde se merece. La publicación de la poesía reunida de Reyes nos permite apreciarlo. No se trata de una mera elección temática o de una declaración de intenciones. Hablamos de la modulación y el desarrollo de una poética; de la búsqueda de un carácter que ya se manifiesta desde Espejo negro (2001), su primer libro publicado y que para mí ya muestra y condensa todo lo que va a ser relevante en títulos posteriores. Tiene algo de obra fundacional por marcar como marca (creo yo) un camino a seguir. Los versos se suceden y las promesas se abren: «Lo sabes / el olvido exige higiene» (…) «Poco importa donde esté / si el desarraigo ha arraigado en mí». Un desarraigo que arraiga podría ser una acertada manera de definir la poesía. Y arraigándose en desarraigos (qué necesaria paradoja) ha avanzado la obra de Reyes estos 20 años. Desalojos, Prensado en frío, Sardiña… episodios (libros) ineludibles para el lector y que podrá encontrar en Extraña manera de estar viva. «El cuerpo es misterio. Lo aparente no es más que el caparazón del cuerpo (…) el cuerpo fijado por el lenguaje permanecerá como imaginación». No se me ocurre mejor forma de cerrar estas notas.

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