Habrá generaciones que no verán cómo los montes afectados por el incendio recuperan el aspecto anterior al paso de las llamas. Es un proceso que llevará décadas y en el que deberá aplicarse todo el esmero posible para evitar la desertificación que siempre amenaza a las zonas devastadas por el fuego, según coinciden en señalar los expertos consultados ayer por este diario.

El vocal del Colegio de Geógrafos de España y miembro del Panel Intergubernamental de expertos en cambio climático, Jonathan Gómez Cantero, aseguró que conseguir la "recuperación total" de una zona forestal como ésta "lleva décadas e, incluso, en algunos casos, hasta 100 años". "Es una gran pérdida para el patrimonio natural. Y no sólo para el de Balears sino para todo el mundo", subrayó Gómez Cantero, quien incidió en la prevención para "evitar la proliferación de incendios".

"Hay que limpiar los bosques. No sólo de residuos, sino también para eliminar esa vegetación seca, pequeña, la que queda por debajo de la cintura, para entendernos, porque es un combustible sencillo de encender", detalló, antes de remarcar la importancia de "tener siempre a disposición medios" en la lucha contraincendios. "Y en eso España destaca a nivel mundial", apostilló.

Respecto a lo que hay que hacer el día después de que el fuego esté completamente extinguido, remarcó que lo básico es luchar contra la erosión del terreno. "Es importante retener el suelo, porque queda desprotegido. Cuando venga la época de lluvias, el agua puede arrastrarlo todo y se pierde el suelo", afirmó.

De ahí que en los primeros compases de la recuperación será clave que la vegetación más pequeña vaya creciendo, para ir "agarrándose" al terreno y consolidándolo. "También hay que hacer una reforestación pronto, para hacer que los árboles frenen el impacto de las gotas de lluvia, que producen una erosión enorme", indicó. "Yo creo que se puede volver a la situación inicial, pero hace falta tiempo y dedicación", argumentó Javier Adrover, geógrafo de la UIB, experto en riesgos naturales y natural de Puigpunyent. "Éste es un incendio de una magnitud extraordinaria. Y el hecho de que en la zona se hayan producido otros incendios dificulta la regeneración, sobre todo de espacios arbóreos", arguyó Adrover, quien dijo que pueden pasar "entre 50 y 60 años para tener bosques más o menos similares" a los de antes del fuego. Sobre las secuelas que tendrán las llamas en las características del terreno, este geógrafo hizo hincapié también en la erosión. "Al disminuir la vegetación, el suelo se hace menos compacto y existe más peligro. Agrava además el riesgo de inundación. Eso sin olvidar que el incendio deja en el suelo compuestos químicos nocivos para el suelo", detalló.

El portavoz del área de Conservación del GOB, Toni Muñoz, recalcó que, más allá de debates cuantitativos sobre si es el mayor incendio de la historia de Balears, la superficie que se ha quemado es muy importante porque se trataba de una "cobertura vegetal madura (pinares), con un grado de evolución superior".

"Era un terreno estabilizado y, ahora, en cambio, está al aire. Cuando haya lluvias fuertes, puede haber desprendimientos de terrenos desde las zonas más altas. Existe un peligro de desertificación, que se produce cuando la vegetación se empobrece", argumentó Muñoz, quien remarcó la necesidad de utilizar en los próximos meses estructuras de contención para evitar estos procesos.