A las cinco de la mañana de ayer, una enorme boca de fuego empujada por el viento se adentró en la finca de es Galatzó, una zona agreste, donde es imposible actuar por tierra ya que no hay accesos por donde puedan entrar los camiones de los equipos de extinción. La responsabilidad quedaba en manos de los medios aéreos. En total, 29 aviones y helicópteros, ya que ayer se sumó uno más del ministerio de Medio Ambiente, lo que supone el mayor operativo de extinción de incendios reunido nunca en Balears. Todos ellos se concentraron en detener las llamas junto a la emblemática montaña.

El día de ayer comenzó con problemas. El fuerte viento y las nubes bajas impedían el despegue de los medios aéreos, según informaron en el 112. Su intervención comenzó con retraso, sobre las nueve. Desde entonces todos los esfuerzos de los pilotos se centraron en frenar la gran lengua de fuego que avanzaba por las vaguadas de es Galatzó.

Al lugar se dirigieron la práctica totalidad de las aeronaves desplazadas en la lucha contra el fuego: nueve hidroaviones anfibios Canadair con gran capacidad de descarga, tres avionetas, quince helicópteros y tres avionetas de coordinación y apoyo. En total, una capacidad de descarga de más de 100.000 litros por viaje.