El empresario mallorquín Juan Picornell, creador de Cappuccino, afronta con ilusión y energía una nueva etapa de sus negocios hosteleros que supondrá una enorme expansión de sus famosos locales por las principales ciudades de Oriente Medio y Turquía hasta la India. Recibe a DIARIO de MALLORCA en su despacho de la calle San Miguel, un espacio amplio y luminoso, de decoración cuidada, sobria, donde destacan obras de gran formato de artistas mallorquines contemporáneos, otra de las pasiones junto con la música y la arquitectura de este empresario hecho a sí mismo, capaz de crear un nuevo modelo de negocio que en los próximos meses llevará la imagen de Mallorca a una parte del mundo que busca exclusividad y calidad y donde es difícil invertir sin los contactos adecuados. Él lo ha conseguido y explica cómo.

–Hoy anuncia un nuevo reto y una gran expansión de Cappuccino en Oriente Medio. ¿Cómo ha llegado hasta aquí?

–Hemos trabajado mucho antes de dar el paso y también lo hemos meditado. El hermano del Emir de Qatar nos conoció en Mallorca y se enamoró del concepto de nuestros negocios. Nos citó para una reunión con el empresario libanés Armand Simonian, Director Ejecutivo de IRADA, un gran gurú experto en restauración mundial de alto nivel. Este señor ofreció asociarse con nosotros para desarrollar nuestro negocio en Oriente Medio porque creía firmemente en la filosofía Cappuccino.

–¿Qué es exactamente lo que le sedujo de Cappuccino?

–Él viaja constantemente, vive en Londres y Beirut, conoce bien la oferta y la nuestra le parece distinta porque da la sensación de ser una necesidad más que un concepto puntual de moda. Un tipo de establecimiento al que puedes ir tantas veces como te apetezca, no es un bar, es un Cappuccino, no es una cafetería, es un Cappuccino. El señor Simonian adopta la figura de un project manager para desarrollar este concepto. Lo mejor es su solidez como empresario y su reconocido prestigio en la zona. Ha introducido Nespresso en Oriente Medio y todos los Hard Rock Café de esa zona tan importante del mundo son suyos.

–Habrá sido un proceso largo y complicado de asociación...

–Estamos ya en Jeddah, en Arabia Saudí, funcionando increíblemente bien con otro socio que también tendrá el Cappuccino de Egipto. Estamos buscando local en El Cairo. Las negociaciones han durado año y medio y finalmente el jueves pasado firmamos el acuerdo que supone tener un socio, el señor Simonian, para expandir la marca en Oriente Medio, catorce países, norte de África y la India. Vamos a empezar con la expansión ya. He estado tres veces en Beirut donde vamos a abrir tres locales increíblemente localizados en las mejores zonas de la ciudad. La semana que viene estamos en Chipre y ya no paramos. La selección de locales es excelente.

–¿Por qué Beirut?

–Porque si quieres operar en Oriente Medio Beirut es la central de operaciones. Es donde está todo el personal cualificado, el mejor. Nuestros responsables en Jeddah ya son todos de Beirut. Hemos cogido unas oficinas muy importantes en Beirut y vamos a formar un equipo directivo como el que tenemos aquí en Palma que se encargará a su vez de formar a todo el personal de Oriente Medio, El Cairo, Turquía... Sitios que para nuestra tarjeta son increíbles.

–¿Cuenta con las peculiaridades del mundo musulmán, tan distintas a nuestras costumbres?

–Claro, conecto muy bien con su carácter. Jeddah está funcionando impecablemente y está en Arabia Saudí, el país mas conservador de la zona, que custodia la Meca y que es muy estricto con el cumplimiento de las reglas del Islam, pero cada país es diferente. Es apasionante, un mercado de 360 millones de habitantes, sólo en Oriente Medio. Se garantizan por compromiso un mínimo de catorce países en los próximos siete años con veinticinco aperturas en distintos países.

–¿Cuál será su función?

–Decido los locales y los proyectos. Decido qué arquitecto se encargará de diseñar cada local. Decidimos el márketing, el producto, la uniformidad, operativos de servicio, cocinas, recetas... Nosotros controlamos todo excepto los socios. Ellos tienen la posibilidad de asociarse con otras empresas para entrar en diferentes países. Pero el que decide si el local es apto o no para un Cappuccino soy yo. Sería imposible que me asociara con alguien distinto en cada país, no podría controlarlo, con esta formula sí, sin necesidad de conocer a todos los socios. Éste es un acuerdo global que tiene como objetivo que quizás dentro de pocos años Cappuccino Gran Café sea la marca más reconocida en todo Oriente Medio.

–¿Todo desde Mallorca?

–Sí, es una idea y marca cien por cien de aquí. En las mesas de cada local se podrá encontrar el catálogo con las fotografías que muestran lo mejor de Mallorca. Lo que vendemos es Mallorca a través de un catálogo de quince páginas que un cliente ve y asocia rápidamente al concepto de bienestar, de sentarte en una terraza y tomar un café en una taza especial, diferente. Vendemos nuestro estilo, mediterráneo, nuestras ensaimadas, el pa amb oli, gató i gelat d´ametlles.... Vendemos Mallorca.

–¿Cómo lo reciben o perciben?

–Con entusiasmo, para ellos es exótico. La parte bonita del Mediterráneo y su historia les llega a través de Cappuccino. Se asocia además con una vida tranquila y glamorosa que pretendemos asociar con los Cappuccinos. Todo es Mallorca, es nuestra tarjeta de presentación.

–Da mucha importancia a la arquitectura de los más grandes, internacional, cosmopolita….¿Qué es lo que le seduce de ellos, que aportan al negocio?

–Estoy en negociaciones con dos de los más grandes arquitectos para que trabajen para nosotros. Cuando veo un local que me gusta lo imagino con una decoración determinada y especial para cada uno. Me apasiona la arquitectura, soy un gran seguidor del trabajo de los mejores. Veo un sitio y pienso en lo más idóneo. Leo obsesivamente croquis de arquitectura y he empezado a contactar con los más grandes, de fama mundial, a los que tengo acceso gracias a un curriculum de colaboraciones sólidas.

–¿Cómo los elige?, ¿cómo consigue que trabajen para usted?

–Cuando me acerco a un creador es porque llevo un año y medio obsesionado con lo que hace, siguiéndole. Me convierto en un cliente, pero un cliente que ha de caerles bien. Eres tú el que les motiva, más que el proyecto en sí. Da igual que estén trabajando en el salón de tu casa o en tu local de negocio. Hay que dejarles trabajar.

–¿Con el arte y la música le pasa lo mismo?

–Sí, absolutamente. Tengo a Pepe Dj. No deja de sorprenderme, siempre es capaz de dar una vuelta de tuerca. Estamos haciendo ya el quinto disco muy de finales de los ochenta, terciopelo lila, que no tendrá nada que ver con los anteriores. La música es una de mis pasiones, de siempre, pero lo más sorprendente es que en cinco años hemos vendido más de noventa y cinco mil copias. Son discos que perduran en el tiempo. El arte contemporáneo es otra de mis pasiones, soy un esteta. Y me cultivo para ello.

–Sus discos se asocian con Mallorca.

–Se han convertido en un souvenir muy distinguido. Transmiten las sensaciones vividas en las vacaciones con la luz de Mallorca en pleno invierno centroeuropeo.

–¿Y en España, se abrirán más Cappuccino?

–Sí, ya estamos en Valencia y estaremos en Madrid. También en Mallorca hay planes para abrir nuestros locales en zonas de alta calidad que todavía no tienen su Cappuccino, y nos lo piden, afortunadamente, aunque es muy importante saber decir no y esperar el momento oportuno.

–¿Ahora mismo, qué es lo más importante para usted?

–Lo más importante es que me voy a sentir profesionalmente realizado. Soy un profesional, tengo una profesión y aunque hace diez años éste no era uno de mis objetivos y hemos tardado mucho en salir fuera, cuando finalmente vamos ha hacerlo estamos preparados. Hemos estado veinte años en Mallorca entrenando, consolidando nuestros negocios, somos una empresa sólida, saneada, con una política de reinvertir en el negocio todo lo que ganábamos y así vamos a seguir haciéndolo. Hemos profesionalizado la empresa. Esto ha supuesto que durante ocho años hemos tenido un sobrecoste elevado en cargos directivos que han hecho que todo funcione mejor y que ahora nos permite saber que estamos preparados para la expansión. No paramos. Además, tengo una edad que me permite dar lo máximo ya desde la experiencia, con energía e ilusión.