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Minuto 91

Apunten a Olaizola... y a los jugadores

Lekic lamenta una ocasión perdida. b. ramon

Molango al margen, que merece un capítulo entero aparte, todas las miradas están fijadas en Olaizola para intentar entender por qué el Mallorca se encuentra en zona de descenso y con grave riesgo de perder la categoría. El entrenador vasco no ha sabido enderezar el rumbo de un equipo que, ya con Fernando Vázquez en el banquillo, iba a la deriva. Con los paupérrimos números que presenta, 11 de 36 posibles, estaría destituido en cualquier otro club. No en el Mallorca. Se desconoce si porque se sigue creyendo que es la persona indicada para dirigir la nave (aunque no se sepa a dónde) o porque no queda otro remedio. No hay dinero para fichar un sustituto, y si lo hay, lo que no queda son ganas de gastarlo. El consejero delegado dio la impresión ayer, en la celebración de los Alfonsinos, de confiar ciegamente en su entrenador. Aunque sus palabras hay que cogerlas siempre con pinzas porque lo que hoy parece blanco, mañana es negro.

Sería injusto no reconocer que al equipo le ha faltado algo de fortuna en momentos puntuales que ha impedido que el equipo sume ahora cuatro o cinco puntos más. Pero también es verdad que en una competición tan larga estás expuesto a imponderables que no puedes controlar. Es posible que el Lugo marcara su gol en fuera de juego. En cualquier caso es de estos en el que los árbitros están disculpados porque hablamos de milímetros y necesitas cerciorarte de que lo es (si lo es) después de ver repetida la acción varias veces. Es mala suerte el disparo al poste de Dalmau, pero la madera también juega, unas veces a favor y otras en contra. Y el penalti señalado a Company en Murcia, solo en la imaginación del árbitro. Pero, siendo esto verdad, el equipo está lleno de carencias, que son las que le han condenado a luchar por la permanencia y a vivir en una permanente situación de congoja.

Los jugadores son los principales responsables. Se puede discutir la calidad de la plantilla, si es mejor o peor, si debería luchar por otros objetivos más que en la permanencia. Pero, siendo un grupo muy mediocre, tendría que estar en mitad de tabla. Es ahora, o mucho antes, cuando te das cuenta de que faltan hombres de peso en la columna vertebral. Los que al final te permiten luchar por las plazas de ascenso. Se echa de menos un guardameta de primer nivel, una pareja de centrales de garantías, un organizador del juego competente y, por supuesto, un hombre gol, ese que Molango se ha cansado de repetir que no hacía falta porque ya lo teníamos. Los futbolistas son los responsables de su vergonzosa falta de intensidad en el partido del sábado, que desapareció con el gol de Lekic. La final de la que tanto se llenaron la boca que era el partido contra el Lugo se quedó en 80 minutos de semipachanga y diez de entrega y compromiso en busca de la victoria. Así no hay manera de ganar un partido.

Adiós a Borrás del Barrio. Ayer nos dejó Antonio Borrás del Barrio, todo un personaje que tuvo la virtud de estar siempre en el lugar y el momento oportuno. Fue durante una década árbitro de Primera en los años 70. Y cuando colgó el silbato fue elegido presidente de la Federación Balear de Fútbol. Eran los años 80, otra época, mucho más convulsa que la actual, en la que Miquel Bestard se mueve en aguas tranquilas. Y, por último, fue miembro de la Española por su amistad con Villar. Una vida bien aprovechada. Descanse en paz.

El Palma Futsal ha vuelto a caer a las primeras de cambio en la Copa de España. Da la impresión de que el equipo ha tocado techo. El club debe plantearse nuevos retos, tal vez con otros profesionales.

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