Los números de Javier Olaizola son cada vez más rojos. Bajo su dirección el Mallorca ha contabilizado 11 de los 36 que se han disputado, una renta exigua que condena al conjunto bermellón a pasar una semana más con la soga al cuello. "Llevo semanas impotente con este tema", manifestó el técnico vasco, abrumado después de que se escaparan otros dos puntos de Son Moix en el empate ante el Lugo (1-1).

La situación empieza a desbordar a un Olaizola al que se le agotan los recursos. Esta vez la defensa de cinco atrás, con dos laterales con vocación ofensiva, no funcionó, por lo que el técnico tendrá que pensar nuevas fórmulas para tratar de reanimar a un Mallorca que ha perdido el pulso a la competición.

Los números del preparador vasco son de descenso, pero de momento su destitución no está sobre la mesa. Aunque ayer el Mallorca bajó varios peldaños su rendimiento con respecto a otros partidos, Maheta Molango sigue agarrado al clavo de la mejoría que ha experimentado el equipo bajo la batuta del donostiarra para seguir dándole un margen de confianza.

Olaizola se mostró más abatido de lo normal en su comparecencia pública después del encuentro. "Hemos estado horribles", admitió cuando valoró la primera parte que protagonizaron sus futbolistas. El técnico había valorado en la previa volver al habitual 4-4-2, pero finalmente se decidió por la fórmula de los tres centrales que esta vez no dio ningún resultado.

El preparador bermellón, que relevó a Fernando Vázquez el pasado mes de diciembre, solo ha podido celebrar dos victorias en los doce partidos que ha dirigido (contra el Mirandés y el Rayo en Son Moix). Y en los últimos tres partidos ha encallado.

El donostiarra se había hecho la ilusión de encadenar tres victorias contra Tenerife, UCAM y Lugo aprovechando que dos de los envites se jugaban en Son Moix y el tercero se disputaba en un campo teóricamente asequible como La Condomina. Sin embargo, el balance final ha sido desolador: dos de nueve puntos.

El conjunto bermellón visita el próximo sábado al Huesca y recibe dentro de dos semanas al Levante, equipo virtualmente ascendido a Primera División. Serán dos compromisos que condicionarán el futuro del Mallorca en la categoría y el de Olaizola. El vasco goza de un cierto prestigio por su pasado mallorquinista, pero los números le están conduciendo a la catástrofe.