La conselleria de Medio Ambiente ha publicado las condiciones y correcciones ambientales definitivas para la construcción del parque fotovoltaico de Santa Cirga, entre Manacor y Porto Cristo, entre las que destacan la reducción del impacto ambiental a la mitad, el alejamiento de la instalación dejando 500 metros desde la carretera comarcal hasta los paneles solares, la utilización de árboles de hoja perenne para crear las barreras visuales o la utilización de un vallado perimetral cinegético que no entorpezca el paso de las aves de la zona.

Con ello el Govern da validez al acuerdo de la última comisión medioambiental previa a que se declare su utilidad pública. Con lo que, si todo sigue la cronología prevista y tal como adelantó Diario de Mallorca, a principios de 2018 comenzarían doce meses de obras en las que se instalarían 190.302 módulos de 250W, con una potencia total de 49,48 megavatios, dentro de una superficie ocupada de 567.112 metros cuadrados.

La fase de obras (con un presupuesto cercano a los 50 millones de euros) daría trabajo a aproximadamente 250 operarios y técnicos, cifra que pasaría a entre 12 y 15 trabajadores fijos de mantenimiento y vigilancia, una vez finalizada la construcción de las infraestructuras.

Actuaciones concretas

Entre las decenas de medidas correctoras establecidas por la Conselleria, están la de establecer un tupido perímetro y eje vegetal entre los bloques de placas solares, con un coste aproximado de 300.000 euros, y que se compondría básicamente de 355 almendros (en 432.888 metros cuadrados).

Por lo que respecta al edificio de control (de 96 metros cuadrados y una altura máxima de cuatro metros) donde además habrá un vestuario con baño y un almacén, deberá quedar rematado con teja árabe "con acabado mallorquín y puertas y ventanas de color verde carruaje".

Además, se contempla que el parque permanecerá en todo momento a oscuras para evitar posibles distracciones de los conductores de la carretera próxima, o impactos visuales desde las casas colindantes a las fincas que ocupa. Pese a ello sí que se establece que puede haber una instalación lumínica (acompañada de un sistema de cámaras de seguridad), que solamente se accionaría en caso de problemas de seguridad o mantenimiento.

En cuanto a la flora, el Govern confirma que el proyecto "no afectará ni hábitats ni especies protegidas, atendiendo que se desarrolla en un campo de forrajes y herbáceas" que no se cultiva. Una vez instaladas las placas la vegetación natural no podrá en ningún caso superar su altura, por lo que la empresa mantendrá un ganado de 300 ovejas para dicha labor. Además, las redes de conexión serán subterráneas hasta la salida a la subestación por caminos y vías existentes.

Lo que sí que se prevé es un impacto temporal en la fauna durante el tránsito de maquinaria durante el periodo de obras. Solo preocupa la presencia de tortuga mediterránea, que se encuentra dentro de la lista de especies silvestres en régimen de protección especial, "por lo que se deberán tomar medidas para protegerla".

En referencia a la afectación visual, el Govern ha concluido que la instalación no será visible desde la ermita de Santa Llúcia, mientras que sí que lo será desde el Puig de Galiana y desde Mancanda. Desde la carretera Manacor-Porto Cristo, las fincas de Santa Cirga y Son Crespí solamente son visibles desde el Molí den Sopa y la zona de la gasolinera situada justo enfrente.

El otro punto conflictivo y denunciado por los vecinos de casas situadas en Son Crespí: el impacto visual de las placas bajo sus viviendas, según los técnicos de la Conselleria, éste quedaría reducido por la siembra de árboles de una altura mínima de dos metros y la orientación de las casas.