La propiedad de la histórica fábrica de Can Ramis de Inca ha reinventado el espacio que ocupan los ahora remozados edificios. Anteriormente fue un conocido centro fabril donde se manufacturaban bolsos, para convertirse en un hipermercado posteriormente y finalmente cerrar durante varios años. Ahora, tras un largo proceso de rehabilitación irá reabriendo sus puertas de forma progresiva como espacio económico-cultural.

Se trata de un proyecto que incluye múltiples servicios. Los 4.500 metros cuadrados de la vieja factoría están divididos en dos edificaciones principales separadas por un patio. En ese patio central se han recreado hábitats de las islas. Puede verse un huerto, una zona lacustre, la típica garriga, todo ello con plantas autóctonas o vegetales de cultivo corriente.

En la planta baja de la primera de las naves se ha habilitado un amplio espacio que se destinará a una gran cantidad de usos: exposiciones, conferencias, espectáculos o convenciones. Curiosamente se inaugurará el Dijous Bo con una pequeña feria del sector del calzado local. En ella se podrá observar el pasado del zapato pero también las propuestas actuales.

En la primera planta se han construido aulas. Se trata de espacios dedicados a la docencia en las que se impartirán talleres sobre nuevas tecnologías, empresa, creatividad, diseño y otros. Desde esa primera planta se puede acceder a la parte superior de la otra nave por un puente de construcción reciente. Joan Ramis, propietario, explica que la finalidad del puente es ofrecer una prespectiva interesante de la vieja chimenea de la fábrica -un elemento arquitectónico protegido-.

La segunda nave alberga en su planta baja un restaurante y un aula de cocina. En la planta superior un espacio destinado al cotrabajo, donde se alquilan mesas para profesionales.

Ayer se produjo la inauguración oficial, con la presencia de Francina Armengol, Presidenta del Govern.