Hace una semana publicábamos una información relativa al coste que cada año supone a la empresa Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) la limpieza de los numerosos grafitis que con frecuencia aparecen en la carrocería exterior de los trenes de la isla. Solo en el año 2013, la entidad pública invirtió más de 100.000 euros en el borrado de las pintadas y en el arreglo de los destrozos provocados por actos vandálicos de distinta naturaleza sobre el mobiliario ferroviario.

En esta misma información, el gerente de SFM, José Ramón Orta apostaba por la "vía policial" para perseguir las acciones de los grafiteros, de quienes aseguraba no comprender el placer que sienten a la hora de estampar sus creaciones sobre los vagones ferroviarios.

La respuesta de los artistas del aerosol no se ha hecho esperar. Uno de los vagones del tren eléctrico apareció hace unos días con una gran pintada exterior en la que puede leerse fácilmente el apellido del gerente realizado con grandes letras blancas, aunque los autores se equivocan con el nombre de pila del político popular, rebautizado como José Manuel en el grafiti.

En principio, la acción no tiene pinta de amenaza y todo apunta a las ganas de jugar a policías y ladrones que parecen tener algunos de los jóvenes grafiteros...