El mal tiempo deslució la XI edición de la Fira de l´esclata-sang que organiza por estas fechas la asociación cultural Arrels de Mancor de la Vall. La lluvia amedrentó incluso a vendedores y marchantes, lo que restó mucha animación en las calles de la pequeña localidad de la Serra. Los escasos vendedores que tuvieron la valentía de montar su estante no estaban muy convencidos de finalizar la mañana.

Los visitantes más osados que se acercaban hasta Mancor de la Vall llegaban en cuentagotas, ataviados con ropa de abrigo, botas y paraguas en mano. Nada más llegar al pueblo y sin salir del coche, se las tenían que ver con el barro del aparcamiento habilitado para la ocasión. La preocupación era si, una vez finalizada la ruta ferial, podrían salir del recinto y si se había habilitado alguna grúa en caso de que algún vehículo quedase encallado en el intento.

Pero la decepción venía después, al llegar al centro neurálgico de la feria, donde se echaron en falta los vendedores habituales de ´bolets´ que cada año se citan en las plazas del pueblo para ofrecer todo un variado surtido de setas, tanto autóctonas como foráneas. La climatología ya permitía imaginar que las variedades mallorquinas como ´esclata-sangs´, ´blaves´ o ´picornells´ serían difíciles de encontrar, pero la sorpresa fue no encontrar ninguna de estas setas. La circunstancia fue aprovechada por un vendedor de aceitunas y otro de fruta y verduras que hicieron su agosto con las pocas cajas de setas foráneas que vendían a doce euros el kilo.

Refugio en los bares

Los diferentes bares y la cochera de ca´s Miet servían de cobijo para ´xeremiers´y visitantes que, visto el panorama, se agolpaban en el interior de los establecimientos e incluso bajo los toldos de las terrazas para calentarse y degustar algunos de los platos elaborados con el ingrediente protagonista, el ´esclata-sang´.

Los ´xeremiers´ que se acercaron a Mancor para participar en la trobada que estaba prevista se conformaron con amenizar los almuerzos en bares y restaurantes, para dar esquinazo a la lluvia que este año deslució más que nunca la feria de Mancor.